El futuro del sector agroalimentario y su necesidad por mantener una continua apuesta materia de competitividad pasa por llevar a cabo una filosofía innovadora. Innovar o morir, esa es la cuestión. Y Cajamar lo sabe. La entidad almeriense lleva ya cuatro décadas apoyando a la agroalimentación, con especial hincapié en la producción de frutas y hortalizas bajo plástico, pues se trata de su principal cliente, la raíz, el origen de su aventura empresarial. La cooperativa de crédito almeriense 'riega' este proyecto volcándose en su apoyo no sólo a través de los productos específicos de una entidad financiera, sino yendo más allá y dando un paso al frente, reforzando una de las 'patas' más importantes del sector agroalimentario: la investigación.

Para ello, ha tejido una red de I+D+i, primero con la puesta en marcha de la Estación Experimental de Las Palmerillas, allá por 1975, a la que se ha unido el Centro de Experiencias de Paiporta (Valencia), asumido por Cajamar tras la fusión con la antigua Caja Rural de Valencia (Ruralcaja); y después, transfiriendo el conocimiento que se genera a través de sus proyectos desarrollados en estas fincas.

En conjunto, Cajamar cuenta con un entramado de I+D+i que suma un total de 22 hectáreas, un equipo humano de 42 personas y 37 invernaderos. Con esta infraestructura, la cooperativa de crédito almeriense desarrolla sus actividades enfocadas hacia tres áreas: agrosostenibilidad; alimentación y salud; y tecnología de invernaderos.

En materia de agrosostenibilidad, aborda el manejo eficiente de agua y nutrientes, la gestión integrada de plagas y enfermedades, técnicas de cultivo, nuevos materiales vegetales,modelización de cultivos, valorización de residuos y regeneración de aguas degradadas, entre otros asuntos.

En alimentación y salud, analiza la nutrición saludable, los componentes bioactivos, la postcosecha y la calidad, la biotecnología de microorganismos y los cultivos alternativos y de valor.

Mientras que en el área de tecnología de invernaderos se centra en las estructuras bajo plástico, control y gestión del clima, materiales de cubierta y plásticos para la agricultura, cultivos sin suelo, energías renovables, así como la mecanización y la robotización.

La Estación Experimental de Las Palmerillas cuenta con 14 hectáreas, con oficinas, laboratorios, 25.000 metros cuadrados repartidos en 28 invernaderos, ocho hectáreas de frutales y una zona dedicada al medio ambiente de 1.800 metros cuadrados; en total, realizan su trabajo allí 32 personas, de los que seis son doctores, seis son ingenieros superiores y licenciados, hay dos ingenieros técnicos, tres técnicos de apoyo y quince operarios, a los que hay que sumar el personal becado.

Por su parte, el Centro de Experiencias de Cajamar en Paiporta posee ocho hectáreas, con nueve invernaderos que suman 5.000 metros cuadrados, 1,5 hectáreas dedicadas a fruticultura, 0,4 hectáreas para medio ambiente y 4,5 hectáreas para cultivos al aire libre; para desarrollar sus investigaciones, cuenta con un doctor, un licenciado, dos diplomados, un técnico, una administrativa y cuatro operarios.

La importancia de las acciones llevadas a cabo por estos centros de investigación de Cajamar se ve reflejada en el gran éxito de convocatoria y la elevada participación que tienen sus actividades de transferencia del conocimiento. A lo largo del primer semestre de 2015, Cajamar ha organizado 81 actividades de transferencia en innovación agroalimentaria en 13 provincias diferentes. Estas jornadas y talleres han contado con la participación de 6.000 profesionales y técnicos vinculados con el sector. Además, otras 1.500 personas han visitado sus centros de experimentación en Almería y Valencia en diversas actividades de carácter agronómico y divulgativo.

Hace tan solo unas semanas, la Estación Experimental Las Palmerillas ha albergado la celebración de la I Semana de la Innovación, que ha contado con un importante volumen de participación de personas entre empresarios, técnicos, agricultores y estudiantes, todos ellos, relacionados directamente con el mundo de la agricultura, que han conocido de primera mano los últimos avances del cultivo de frutas y hortalizas bajo plástico.