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Restos vegetales, de problema a oportunidad de negocio

  • La Junta de Andalucía ha preparado el borrador de la que será la gestión para los próximos años, donde se pretende dar valor económico a los sobrantes del campo Almería produce el 80% de los residuos de toda la región

El campo almeriense se encuentra inmerso en uno de esos momentos que puede marcar un antes y un después en su devenir. Uno de los inconvenientes con los que siempre ha contado el modelo productivo, como es la gestión de los restos vegetales propios de la agricultura intensiva, está tocando techo debido al importante volumen, cada vez mayor, de producción de hortalizas en la provincia. Por ello, la implantación de un nuevo modelo de gestión se hace necesaria, además de urgente.

 

Así lo estima el sector, y así lo entiende la Junta de Andalucía, que no van a esperar más para sentar los cimientos de un nuevo sistema efectivo para abordar esta coyuntura, y que valga para largo. Ha sido precisamente la Consejería de Agricultura, junto con la de Medio Ambiente, quien ha movido ficha y ya ha elaborado un borrador del que será el nuevo Plan de Gestión de Residuos Vegetales. Un proyecto en el que la provincia de Almería, como principal productor, tiene especial protagonismo y donde se ha atendido a sus necesidades como eje vertebrador.

 

El pasado día 16 de junio fue presentado el borrador en Almería ante una gran expectación, pues a la Delegación de Gobierno de la Junta en la capital acudieron todos los representantes del sector en la provincia, pero también muchos de los más importantes procedentes de Granada y Málaga, las otras dos provincias que por volumen requieren de soluciones.

 

Carmen Ortiz y José Fiscal, consejeros de Agricultura y Medio Ambiente, presentaron el plan como un hito histórico para un campo que ya cuenta con una gran estructura para la gestión gracias al trabajo hecho en los últimos años. "No se parte de cero", aseguraron, pero ahora toca dar solidez a una estructura que estará basada en la economía circular.  Esto es, dar valor a todo producto sobrante para que siga estando dentro de la cadena. En el caso de la agricultura, los restos vegetales pueden ser reconvertidos a alimento para ganado o biocompost.

 

Entre las soluciones que recoge este borrador, que estará durante unas semanas a disposición del sector para que hagan sugerencias y aportaciones al mismo, se encuentra la propuesta de incrementar el número de plantas de tratamiento de tamaño medio para facilitar a los agricultores la gestión de sus residuos, evitando los cuellos de botella, junto a una distribución geográfica óptima para adecuar la logística y los gastos de transporte. Respecto a las técnicas para la transformación y uso de los restos vegetales, el compost resultante de los centros de gestión jugará un importante papel, ya que es una solución económicamente eficiente y ambientalmente correcta en busca de una gestión sostenible ; también, la puesta en marcha de trituradoras a pie de finca, cuyo coste es razonable y viable, es otra de las diversas medidas contempladas. La producción que se obtiene de los cultivos de invernadero provoca un volumen de restos

 

vegetales acorde, de hecho los restos vegetales son la fracción mas importante que se deriva de esta actividad productiva. La bibliografía sugiere cifras variables en función del cultivo y tipo de producción, pudiendo llegar al 25% el porcentaje que de esa biomasa representan los destríos (que pueden constituir una fracción a tener muy en cuenta para la alimentación animal). La generación de estos restos vegetales se caracteriza por su estacionalidad y heterogeneidad, tanto en el volumen en el que se generan, como en su composición, que depende del momento de la campaña, lo que tiene implicaciones importantes en su gestión. Durante los meses de mayo y junio al terminar las cosechas de primavera, y en el mes de febrero, al terminar las de otoño-invierno, se genera el 70% de los restos. Este fenómeno condiciona cualquier estrategia, de ahí la importancia de las pequeñas plantas, bien repartidas en el espacio, para absorber los picos.

 

Otro de los grandes handicaps es la presencia de elementos plásticos como la rafia que se utiliza para entutorar los cultivos, que no es biodegradable. En este caso se trabaja  en varias líneas de investigación, tanto desde el Ifapa como de los laboratorios privados, ya que sin duda se trata del inconveniente del que aún no hay soluciones contrastadas.

 

Las explotaciones de hortícolas protegidos del litoral oriental andaluz se circunscriben a cuatro áreas de producción: las comarcas del Campo de Dalías y la del Campo de Níjar y Bajo Andarax, en Almería, la comarca de La Costa, en Granada y la de Vélez-Málaga, en Málaga. Entre las cuatro aglutinan un total de 32.829 hectáreas distribuidas, y 29.000 de ellas en la provincia (un 88,3% del total).

 

Cada comarca agraria presenta particularidades que influyen en las características de las explotaciones de invernadero. Estas variables a su vez son determinantes y condicionan los productos que se cultivan en cada zona y por consiguiente, los restos vegetales que se derivan de la producción, así como su gestión.

 

Así, en la Comarca del Campo de Dalías, que representa al Poniente Almeriense, hay una superficie invernada de 21.122 hectáreas. Aquí el cultivo bajo plástico comenzó en los 60, desarrollándose en la década de los 70, y en la actualidad es donde existe una mayor concentración de invernaderos.

 

La calidad del agua de la comarca es buena, en general, por lo que no condiciona la elección del cultivo. En esta área se cultivan en invernadero pimiento, pepino, calabacín, berenjena y judía. También se cultiva tomate aunque su producción se localiza principalmente en zonas de Roquetas de Mar y Vícar. En la campaña de primavera se cultivan también sandía y melón.

 

La comarca agraria denominada Campo de Níjar y Bajo Andarax se ubica al sureste de la provincia, formando parte del ámbito de la OCA denominada Bajo Andarax-Campo de Tabernas. Agrupa a diez municipios: Benahadux, Carboneras, Huércal de Almería, Níjar, Pechina, Gádor, Rioja, Santa Fé de Mondújar, Viator y Almería. En extensión destaca el municipio de Níjar seguido por Almería.

 

Existe una fuerte especialización del cultivo del tomate en la comarca. La salinidad del agua y el suelo unido a las condiciones medioambientales de la zona proporcionan al producto calidad y unas características organolépticas diferenciales respecto a otros lugares de producción. Al presentar el agua de la zona una conductividad eléctrica elevada, los cultivos muy sensibles a la salinidad como el pepino y la judía verde son poco abundantes. No obstante, las mezclas de agua y la expansión de los invernaderos a zonas con agua de mejor calidad han permitido el cultivo de otros productos como calabacín. En primavera se cultivan además la sandía y el melón tipo piel de sapo.

 

La comarca Campo de Níjar y Bajo Andarax aporta al total provincial una superficie invernada de 7.880 hectáreas.

En cuanto a la generación de residuos, por tipos, en Almería mas del 50% de los restos vegetales generados corresponderían a tomate y pimiento.

 

Según las fuentes consultadas por los técnicos de la Junta de Andalucía que han elaborado el borrador, dependiendo del tipo de invernadero se generan más o menos residuos Esta cuantificación es algo mayor en un invernadero de tipo industrial frente al tradicional, según algunos de los estudios realizados. Así, en la punta de lanza en lo que a residuos se refiere, el tomate en algunos casos podría superar las 70 toneladas por hectárea según algunas de las fuentes analizadas. 

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