Muchas personas tienen la suerte de tener un trabajo con el que se sientan identificadas y el grupo se reduce aún más si se consigue unir vocación con trabajo. Antonio Serrano se licenció en Biología y después de unos años dedicado a otros temas, comenzó a trabajar en el mundo del control biológico, algo muy conocido en la actualidad pero no tan común hace 20 años.

–¿Su vida laboral ha estado indiscutiblemente ligada al control biológico?

–Sí, así es. La agricultura en Almería ha sabido adaptarse a lo que el mercado ha ido demandando. En la provincia se tiene claro que tenemos que diferenciarnos de terceros países por productos de calidad y que aporten el valor añadido de un cultivo que respete el medio ambiente.

–¿Y ahí es donde cobra un papel importante empresas como Biomip?

–Tenemos claro que el agricultor es el motor del campo y nosotros ayudamos. Las empresas auxiliares estamos para darle soporte y para que consiga su objetivo. Pero no olvidamos que él es quien va pidiendo ese cambio.

–¿El control biológico está en continuo avance?

–Si claro, en estos 20 años que llevo trabajando en este mundo he visto un cambio total. Por ejemplo en la polinización de las cosechas, antes este proceso se hacía sin necesidad de ayuda. Ahora sería difícil, por no decir prácticamente imposible, sacar adelante determinados cultivos como el tomate sin la ayuda externa que dan los abejorros.

–¿Qué cree usted que ha cambiado?

–Nos estamos quedando sin insectos que ayuden en este proceso. El cambio climático es evidente y determinadas actuaciones que se han realizado están teniendo sus consecuencias.

–Aunque en el conjunto de la agricultura mundial lo que ocurra en Almería sea un granito de arena pero, al menos, aquí se está tomando conciencia de estos problemas.

–Desde luego, avanzamos a una agricultura sostenible y ecológica de residuo cero. Es algo que se está imponiendo en el mercado comunitario. Nosotros seguimos trabajando para conseguir una correcta polinización con nuestros abejorros y un control de plagas con los insectos auxiliares. Al final se trata de obtener unos productos de calidad con un respeto absoluto al medio ambiente y que progresivamente se consiga la eliminación de los pesticidas. Tenemos que trabajar para restaurar en nuestros campos el equilibrio que nosotros mismos hemos roto.

–¿Qué capacidad tienen ustedes de dar respuesta a una petición a gran escala?

–Estamos preparados para atender peticiones importantes. El único tiempo que necesitamos es aquel que se hace necesario para la reproducción del abejorro o de los otros insectos con los que trabajamos en nuestras instalaciones.–

Antes hablábamos de la capacidad de adaptación del agricultor. ¿Una característica que les obliga también a ustedes a estar en continuo estudio?

–Si, claro. Es normal que sigamos investigando en nuestras instalaciones para poder ir satisfaciendo demandas futuras de nuestros clientes. En los últimos años hemos conseguido aumentar la variedad de insectos auxiliares. No podemos olvidar que hemos pasado en muy poco tiempo de producir cuatro tipos a casi la veintena de variedades con la que contamos en la actualidad. Nuestra meta es conseguir que Almería consolide su puesto como lugar de producción de calidad, por lo que seguiremos apostando por la investigación.