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La clave para gestionar los restos vegetales puede venir de Holanda

  • El país competidor de Almería convierte estos residuos en cajas de cartón para envíos logísticos

La Junta aprobó el Plan de Gestión de Restos Vegetales en 2016, pero aún no se vislumbra su puesta en marcha.

La Junta aprobó el Plan de Gestión de Restos Vegetales en 2016, pero aún no se vislumbra su puesta en marcha. / javier alonso

Uno de los grandes retos de la agricultura intensiva almeriense desde que experimentó su boom en cuanto a superficie de cultivo, hace varias décadas, principalmente, tras la entrada de España en Europa (entonces Comunidad Económica Europea), en 1986, pasa por resolver cómo gestionar de forma eficaz, óptima, responsable y respetuosa con el medio ambiente los restos vegetales procedentes de los invernaderos.

Desde hace unos años, cuando aún no se había acuñado el concepto de economía circular, ahora tan en boca de técnicos medioambientales, se vislumbraba la posibilidad de convertir lo que siempre ha sido un problema en una oportunidad. No en vano, estos residuos no dejan de ser biomasa y, como tal, pueden aprovecharse para generar energía eléctrica, se pueden utilizar como clínker para la fabricación de cemento, como fertilizante (autoconsumo en la explotación de cada productor), o como fuente de alimentación para el ganado.

Las 30.000 hectáreas de invernadero en Almería generan más de un millón de toneladas de residuos

Todas ellas son opciones muy válidas pero que aún no han llegado a cristalizar a la hora de la verdad.

Ahora, tras la reciente celebración del Día de Holanda en Almería, ha surgido una nueva posibilidad, procedente, precisamente, de este país, competencia directa en cuanto a producción y comercialización, pero aliado estratégico a la hora de servir como ejemplo en materia de investigación, desarrollo e innovación.

En este país, los restos de berenjena se emplean para fabricar planchas de fibra que se usan en fachadas de edificios. Por su parte, los desechos de tomate también sirven como colorante para algunas bebidas y para diferentes composiciones del mundo farmacéutico. Así se puso de manifiesto en el transcurso de esta nueva edición del Día de Holanda en Almería. Uno de los usos más llamativos de los restos vegetales de las frutas y las hortalizas consiste en la fabricación de cajas de cartón con la transformación de las hojas y despojos del tomate. Así lo explicó el consultor holandés, Willem Kemmers, que también mencionó la protección vegetal: "Extractos líquidos de tallos de tomate que pueden servir para combatir el mildiu en pepino", tal y como lo recoge el blog del periodista almeriense especializado en agricultura José Antonio Arcos.

En este sentido, el concepto que defiende el modelo holandés se visualiza de una manera muy gráfica: la triple erre. Reduce-reutiliza-recicla, que está en la base de la economía circular, siendo la bioeconomía (biomasa) uno de sus principales ejes de actuación.

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