AGR Almeria

El padre del invernadero

  • José Hernández Buj fue el precursor del cultivo bajo plástico Su contribución a la agricultura es incalculable

Para contar los logros de Almería en los últimos cincuenta años, como sociedad, es casi inevitable ahondar en la importancia que tuvo el 'boom' de la agricultura, que supuso un antes y un después en el modelo económico de una provincia que hoy tiene en el campo su principal fuente de ingresos y es su motor económico. El hito del plástico fue sin duda el punto de inflexión. Una idea concebida y llevada a la práctica con valentía por miles de agricultores que se sacrificaron por esta tierra. Sin embargo, poco o casi nada se ha reparado sobre el punto de partida de esta increíble historia.

Más allá de los conocidos Paco 'El Piloto' y Bernabé Aguilar, dos de los famosos precursores del cultivo bajo plástico que en 1963 cultivaron con éxito hasta 500 metros cuadrados de judía, pimientos y tomate, está el padre de esta invención. Se trata de José Esteban Hernández Buj, un almeriense ilustre por todo lo que ha hecho por y para el campo y al que poco se le ha reconocido tal labor. Sin ir más lejos, no son muchos los que conocen su historia. Sería imposible condensar en estas líneas una trayectoria que necesitaría de varios biógrafos para documentar y plasmar tantas hazañas y anécdotas a lo largo de los 82 años de vida de su protagonista, pero sí que se pueden dar unas pinceladas sobre una incesante actividad que no hizo más que reportar beneficios a la hoy potente economía hortofrutícola almeriense.

Aunque nacido en Valencia, Hernández Buj es hijo de almeriense y ha vivido en la provincia desde que nació, y aquí proyectó su incesante actividad. Se fue muy joven al extranjero, donde forjó una formación que luego le valió en su desenvolvimiento a nivel internacional. París, Viena y el Reino Unido fueron solo algunos de los enclaves que forjaron su brillante currículum. Precisamente en Inglaterra fue donde dio un impulso definitivo al campo almeriense como responsable de las primeras exportaciones de nuestra tierra con destino a las islas británicas.

"Después de pasar una temporada en Copenhague, donde me fui siendo todavía adolescente y donde trabajé como director de exportación en una fábrica de tejidos, decidí volver a Almería con mi padre, Salvador Hernández Mellado, para encargarme de la comercialización de nuestros productos fuera de nuestras fronteras. Era todo un reto", recuerda Hernández Buj mientras observa uno de los cultivos de parral de la Estación Experimental Cajamar Las Palmerillas.

Fue precisamente la uva la protagonista en este cambio de tercio en el sistema de producción de los cultivos en los que el plástico se impuso como el más idóneo para optimizar el rendimiento. "Era finales de 1958. Me encontraba en la zona belga de Hoeilhaart en busca uva en producción para mis clientes británicos. Messr Lowers, principal productor y exportador de este fruto me enseñó sus cultivos en invernadero. Me sorprendí por el importante avance que representaba aquel sistema y, antes de marchar para Londres, quedé con el para un almuerzo y charlar tranquilamente sobre negocios. Mientras esperaba en el coche bajo el sol, me empezó a dar calor por la acumulación de los rayos en el cristal del vehículo mientras fuera estábamos casi a bajo cero. Entonces me vino la idea", recuerda este almeriense, quien después de pasar por el centro de experimentación de Jambleaux y de La Hulpe, conoció al profesor Roger Delhaye, que investigaba con más de mil variedades obtenidas por él mismo bajo plástico. "Le expliqué a Delhaye cómo era el clima almeriense y la posibilidad que habría de instaurar el mismo sistema productivo aprovechando como combustible la energía solar en lugar de los costosos carbón o gasoil", cuenta Hernández Buj.

Y así fue como este investigador aterrizó pocos meses después en el Paraje de Huérchar en Alhama de Almería para estudiar la posibilidad de implantar el invernadero en las fincas de este emprendedor. Los primeros resultados fueron decepcionantes, sí, ya que las parras objeto de la experimentación doblaron sus tallos y se secaron a los pocos días. "Se quemaron por el exceso de calor, pero quedó confirmada mi teoría de que era posible cultivas parras bajo invernadero en Almería". Finalmente, el empeño y el afán de superación de José Hernández Buj hizo que llegaran los resultados positivos: "Ideamos una estructura de invernadero sobre parral usando maderas colocadas en bloques de cemento para que los habituales y fuertes vientos propios de la provincia no hicieran estragos. Con un sistema de tensores de alambre acerado y plásticos transparentes terminamos de configurar un invernadero a un tercio del precio de lo que costaban los belgas", subraya.

Esa es la historia del primer cultivo del parral en invernadero, bajo plástico y utilizando la energía solar como única fuente de energía, un hito que sentaría las bases del mayor motor económico de la provincia en las décadas venideras y que aún hoy sigue siendo el sector con más potencial y capacidad de absorción, sobre todo en cuanto a avances tecnológicos se refiere, de la economía local.

El redactor jefe de ABC se hizo eco de los logros conseguidos por Hernández Buj allá en el año 1970, realizando un seguimiento a la introducción de sus cultivos en invernadero que impulsó aquel logro. Hoy la historia sigue escribiéndose y lo hará con letras de oro, pues ha quedado demostrado que la agricultura almeriense está en buenas manos.

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