Almería

Agricultores y policías se enzarzan a golpes en el Paseo

  • 13 agentes y 8 manifestantes tuvieron que ser atendidos por golpes y contusiones · El detonante fue el lanzamiento de berenjenas y calabacines contra la fachada del edificio de la Agencia Tributaria

La concentración de los agricultores convocada por las organizaciones Coag y Asaja frente a la Delegación de Hacienda para exigir una rebaja fiscal para el campo terminó en una auténtica batalla campal después de una carga policial originada tras el lanzamiento de berenjenas y calabacines. Al menos 21 personas (13 policías y 8 agricultores) tuvieron que ser atendidos por contusiones y golpes después de la refriega.

Los líderes de los sindicatos agrarios ya lo habían advertido desde que se levantó la acampada frente a la Delegación Provincial de Agricultura y Pesca el pasado lunes. "Las siguientes actuaciones serán mucho más radicales, quizá tengáis que llevarnos tabaco al calabozo", comentó ese día el secretario provincial de Coag, Andrés Góngora.

La jornada de concentración transcurría pacífica y con normalidad desde antes de las diez de la mañana, cuando comenzaron a llegar agricultores a los aledaños de Hacienda. Una hora más tarde, el Paseo Almería ya estaba cortado, a la altura de la Calle General Tamayo, por donde se desviaba el tráfico. Un fuerte despliegue policial, con dos furgonetas y una decena de efectivos acordonaba las inmediaciones de Hacienda, cuya entrada se cerró al público mediante vallas, mientras los funcionarios permanecían dentro.

Cuando los manifestantes comenzaron el lanzamiento de calabacines y berenjenas, en principio contra la fachada del edificio, comenzaron las cargas policiales. Los agentes se convirtieron entonces en los objetivos de lanzamientos realizados a bocajarro. De las hortalizas se pasó a las cajas y al mobiliario urbano, papeleras que fueron arrancadas de sus soportes. La Policía Nacional respondió con contundencia con la utilización de pelotas de goma y porrazos que se repartieron por todo el Paseo.

Fue necesaria casi una hora para que los ánimos se tranquilizaran y que los dos líderes se dirigieran a hablar con el subdelegado del Gobierno a quienes expusieron sus quejas por lo que consideraron como una actuación "desmedida de la policía".

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