Artesanos y ceramistas de Andalucía, Extremadura, Castilla o incluso Alemania y Portugal, entre otros, muestran su tradicional producción estos días en la nueva edición de Alfar Adra, la feria abderitana de cerámica y alfarería que se inauguró oficialmente en la tarde de ayer en la rambla de la ciudad, si bien desde primeras horas de la mañana se encontraban ya abiertas al público la decena de jaimas que constituyen esta cita artesanal. La muestra está coordinada por Francisco Robles, carismático maestro de la conocida familia Robles de Almería, que por cierto prepara un botijo especial para los aficionados rojiblancos de la UD Almería, quien ha llevado hasta Adra una muestra de sus reconocidos trabajos. Incluso se ha incluido una exhibición de trabajo en el torno en directo.

Cada feria de artesanía es un grano más en la lucha para que no desaparezca esta milenaria tradición del modelado en barro, uno de las labores más antiguas que se conservan de la humanidad, así como una gran posibilidad para los consumidores de lograr piezas de gran valor que de otra forma difícilmente puedan encontrar el resto del año. Entre las piezas que se pueden ver en Adra se encuentra "un botijo que sólo se puede llenar de agua por debajo y sólo se bebe por un lado. Hay otro como el botijo-candil al que yo llamo botijo de invierno, que se llena también por debajo y por arriba se echa el aceite o el gas. Da luz y agua al mismo tiempo. También hay botijos con tres bocas, dos para entrar y una para salir, son piezas de coleccionista", explica el maestro Robles.

Otra de las jaimas recoge el trabajo en cazuelas zamoranas de Pedro y Pilar. Ella explica que "soy la tercera generación de alfareros. Nos dedicamos a cazuelas, hornos, platos para chuletas, lomo a la orza, ollas, para asados, o paellas. Todo es típico de Zamora y venimos para apoyar estas ferias y evitar que las tradiciones se pierdan".

La cita alfarera contó con la presencia, entre otros, de los concejales del equipo de gobierno Enrique Hernández y Juan Piqueras, quienes mostraban su satisfacción por la consolidación de la muestra artesanal. El Ayuntamiento trasladó la feria a un lugar muy transitado como la Rambla de las Cruces para facilitar el acceso del público, si bien esta medida ha recortado el número de expositores por falta de espacio.

Muy cerca de la cita ceramista se celebraba la feria del mediodía, cuya fama rebasa ya las fronteras abderitanas.