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Asesinato a bocajarro

  • Sin resolver. Carlos Bascuñana recibió undisparo en su domicilio mientras toda la familia dormía. Sin testigos, las primeras investigaciones acabaron por señalar a su mujer, que al final fue exculpada

A mediados del mes de mayo de 1993, la Audiencia Provincial de Almería acordó sobreseer y archivar el sumario del denominado "Caso Bascuñana", el camionero almeriense asesinado de un disparo a bocajarro en su propia vivienda, ante la falta de pruebas contundentes para dirigir acusación contra una persona determinada.

Carlos Bascuñana Soler, que entonces tenía 35 años de edad, murió trágicamente la madrugada del 15 de abril de 1989 de un disparo en la cabeza, efectuado de frente y a corta distancia cuando se encontraba en el zaguán de su cortijo..

Veinticinco años después, sigue sin aparecer el arma del crimen

Carlos Bascuñana, casado y con dos hijos, fue tiroteado por un desconocido sobre las doce y media de la noche, en su domicilio, en un cortijo situado en el paraje de Los Picos cerca de la barriada de Los Molinos.

Cuando ocurrieron los hechos, la mayor parte de la familia estaba durmiendo. Según parece, y así consta en el atestado de la Policía Nacional, a esa hora alguien llamó a la puerta del cortijo, por lo que la víctima se despertó levantándose para abrir la puerta y tras franquearla un disparo certero efectuado a escasamente un metro de distancia le destrozó la cabeza.

En estado crítico, alertada la Policía por los propios familiares, un vehículo "zeta" adscrito al sector 4ª evacuó al camionero malherido minutos más tarde hasta el departamento de Urgencias del centro médico de Torrecárdenas.

El proyectil que penetró a la altura del labio superior, siguió en trayectoria ascendente, ocasionándole lesiones irreversibles falleciendo el infortunado hombre alrededor de las seis y media de la mañana después de haber sido intervenido quirúrgicamente.

La Policía Judicial inició las investigaciones en los primeros momentos, contando con los testimonios de las personas que había en la casa cuando se produjo el hecho. La Policía Científica, por su parte practicó un minucioso reconocimiento de la vivienda y sus aledaños tomando muestras y restos para su posterior análisis. Se trataba de localizar al autor del crimen, la recuperación del arma homicida y poder establecer las causas o móviles del asesinato.

La pregunta más frecuente en los medios policiales era determinar, si Bascuñana conocía o no a su asesino y no se alarmase ante esa "visita" intempestiva a altas horas de la noche. Juan Carlos Bascuñana, era una persona muy apreciada en el gremio del transporte, donde trabajaba como conductor de un camión frigorífico en una empresa ubicada en la zona de Poniente. Se barajaron distintas y difusas hipótesis, sobre las causas que provocaron la muerte del camionero, todas ellas rechazadas por la falta de consistencia.

El crimen se presentaba muy complejo y difícil de resolver, al no haber existido testigos presénciales del hecho y que la víctima no llegó a articular palabra alguna durante las seis horas que estuvo en el hospital de Torrecárdenas, mientras los médicos luchaban por salvarle la vida.

En unos primeros momentos se especuló que el autor del disparo podría haber sido un desconocido que siguió al camionero hasta su casa por hallarse implicado en algún determinado asunto y se tratase de un ajuste de cuentas. Tres meses después de producirse el crimen, la Policía Judicial de Almería detenía el 31 de julio de 1989 en su propia vivienda a Carmen M, esposa de la víctima, como presunta autora del parricidio.

El día 1 de agosto, Enrique Peralta Prieto, titular del juzgado de instrucción numero 1 de Almería, decretó el ingreso en la prisión provincial de Acebuche de Carmen M. como principal sospechosa del homicidio.

La mujer permaneció encarcelada cuatro meses por habérsele detectado en el análisis pericial- la prueba de la parafina- restos de pólvora en su mano derecha, según los estudios realizados por el gabinete de la Policía Científica.

En noviembre, Carmen M. salió en libertad tras una resolución de la Audiencia Provincial de Almería revocando el auto de prisión, con libertad condicional y sin fianza.

Un informe efectuado por el catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Sevilla, Luis Frontela fue clave para la excarcelación de la mujer, ya que el forense determinó que los residuos hallados en las manos de Carmen M. no probaban que ella hubiese disparado armas de fuego. En su informe el catedrático negaba la detección de antimonio y bario metales característicos que aparecen al efectuar un disparo con arma de fuego. La Policía siguió durante un cierto tiempo trabajando el asunto, pero todas las investigaciones efectuadas no arrojaron nunguna luz incriminatoria hacia otras personas que pudieran haber tenida una determinado implicación en el crimen. El interes se fue diluyendo poco a poco y aparte de la detencion de la mujer de la victima- que fue excarcelada- no hubo nuevas detenciones. Este caso y sus especiales circunstancias tuvieron una amplia repercusión en la provincia coincidiendo en el tiempo en que se habian producido otros asesinatos y algunos de ellos tardaron tiempo en resolverse e incluso varios de ellos quedaron impunes. Cuando se han cumplido veintiún años de este singular y misterioso crimen, un asesino anda aún suelto. El arma no ha aparecido, solo un casquillo, no hay testigos y el caso está archivado. Para la Policía el caso está técnicamente resuelto. Para los familiares de la víctima y la sociedad almeriense la incógnita se mantiene en el aire: ¿Quién mató a Bascuñana?

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