astronomía

Calar Alto arranca un nuevo año en la cima de la astronomía a nivel europeo

  • El observatorio sigue liderando descubrimientos desde la instalación del espectrógrafo CARMENES

  • La fuga de Max Planck no ha debilitado la estrategia y objetivos del centro

Calar Alto arranca un nuevo año en la cima de la astronomía a nivel europeo

Calar Alto arranca un nuevo año en la cima de la astronomía a nivel europeo

Detectar oxígeno por primera vez en la atmósfera de un exoplaneta muy caliente, tener conocimiento de que los planetas gigantes podrían alcanzar su madurez antes de lo esperado, explorar a distancia la presencia de virus en superficies, el descubrimiento de dos nuevos sistemas planetarios compuestos de (super)tierras o la participación en OPTICON-RadioNet PILOT (ORP), la mayor red de astronomía de Europa.

El observatorio astronómico de Calar Alto ha pasado por 2021 con el espectrógrafo CARMENES a pleno rendimiento. Y es que, reanalizando observaciones CARMENES del exoplaneta Kelt-9b, tomadas en Calar Alto, un equipo internacional con participación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) reveló la presencia de oxígeno en la atmósfera de este exoplaneta, el más caliente conocido. Es la primera vez que se detectan átomos de oxígeno en un planeta fuera del Sistema Solar.

Desde el descubrimiento, en 1995, del primer planeta fuera de nuestro Sistema Solar, se han detectado más de cuatro mil planetas extrasolares. A lo largo de estas décadas, equipos científicos de todo el mundo han intentado caracterizar sus atmósferas y explicar por qué estos nuevos mundos son tan distintos a los planetas del Sistema Solar. Ahora, un equipo internacional, con participación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), publica en la revista Nature Astronomy el hallazgo de átomos de oxígeno en el exoplaneta llamado Kelt-9b. Se trata de la primera detección de este compuesto, que los seres humanos tanto asociamos a la vida, en una atmósfera exoplanetaria.

Pero con una temperatura diurna de unos 4300 grados, el exoplaneta Kelt-9b no puede albergar vida. Es el exoplaneta más caliente conocido hasta la fecha, más caliente incluso que algunas estrellas. Se trata de un planeta gigante gaseoso similar a Júpiter, con la diferencia de que la temperatura en su atmósfera es tan alta como para fundir el hierro.

Esas temperaturas extremas se deben a que Kelt-9b gira muy cerca de su estrella anfitriona -ella misma dos veces más caliente que el Sol, con una temperatura de 10.000 grados. Tanto que Kelt-9b completa una órbita en apenas unas 36 horas.

“Nuestro equipo detectó las huellas del oxígeno atómico en el espectro del planeta. Dado que Kelt-9b es un planeta gigante gaseoso muy caliente, esta detección no es un indicio de la presencia de vida, pero es la primera detección definitiva de átomos de oxígeno en la atmósfera de un exoplaneta”, afirma Francesco Borsa, investigador del Osservatorio Astronomico di Brera (INAF), que dirige el estudio.Además, el Observatorio de Calar Alto y el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) participan en el estudio de los planetas gigantes del sistema V1298 Tauri, que en apenas veinte millones de años ya han alcanzado su tamaño final: un tiempo de contracción mucho más corto de lo esperado. El hallazgo ha sido posible gracias, en particular, a medidas de velocidad radial de los espectrógrafos HARPS-N, en el Observatorio Roque de los Muchachos, y CARMENES en Calar Alto

Las teorías actuales de evolución planetaria predicen que los planetas gigantes, como Júpiter o Saturno, nacen con grandes dimensiones y densidades muy bajas y que, tras cientos de millones de años de lenta contracción, alcanzan su tamaño final. Sin embargo, estas expectativas no cuentan con pruebas que las corroboren, y un reciente hallazgo muestra que quizá no respondan a la realidad en algunos casos. Un equipo científico internacional ha medido la masa de los planetas del sistema V1298 Tauri, uno de los más jóvenes conocidos, y concluye que los planetas gigantes podrían culminar su contracción mucho más rápido de lo esperado. El resultado se publica en la revista Nature Astronomy.

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