El movimiento asambleario surgido tras el 15-M habla de un espíritu de indignación no violento que promueve propuestas de trabajo para la mejora de la situación político-económica que conlleva la crisis que vivimos. Detrás de las asambleas hay una labor de construcción que se caracteriza por estar abierta a la participación de cualquier ciudadano, con un modelo que educa para la escucha activa, la horizontalidad y el respeto a todas las opiniones.

Existen pueblos como El Ejido o Níjar, que ya desarrollan de manera autónoma acciones importantes en reivindicación de las necesidades de su entorno.

La asamblea de Roquetas de Mar ha dado un paso más y, además de definir como órgano de decisión autónomo cuáles son los aspectos del movimiento en los que va a centrar su reivindicación, ha comenzado a trabajar en sus necesidades locales como movimiento vecinal. Entre los puntos que se trataron: Evitar enchufismo en los puestos de trabajo de la Administración; asunción de responsabilidades en el nivel jurídico y económico; imparcialidad informativa en los medios; limitar la inversión de dinero público en ocio deficitario; protección activa del patrimonio cultural y natural; respeto a los canales de participación ciudadana; facilitar la práctica de deportes, a través de la reducción de las tasas públicas; y cerrar la inversión al Club Deportivo Roquetas.

Por otro lado, se constituyeron las asambleas de indignados en Vícar y Carboneras. Unas 50 personas aprobaron por consenso en Carboneras el apoyo a cuatro puntos básicos generales que se están debatiendo en los municipios que se unen al movimiento, pertenecientes al decálogo de Acampada Almería que difunde el grupo de trabajo de Pueblos, como son: Reforma de la ley electoral; transparencia política; democracia participativa; y separación de los poderes del Estado. En la primera asamblea celebrada también en Vícar más de una veintena de vecinos se reunieron en el Bulevar Ciudad de Vicar, concretamente en la Rotonda 2005, en frente del estanco.