Van a ser las primeras fiestas del patrono que da nombre a ‘su’ iglesia con él como parroco. Hace nueve meses que Tomás Cano, quien recientemente ha celebra-do 30 años como sacerdote, fue nombrado máximo responsable de la iglesia de San José y se ha puesto manos a la obra para dar el toque espiritual en el Barrio Alto y los alrededores.
–San José Obrero es hoy y toca procesión por el barrio.
–La verdad es que ésta es una parroquia bien organizada y estructurada desde hace mucho tiempo y yo me limito a sumarme a la marcha de tantos años de actividades aunque, ciertamente, le dé mi propio toque. Estamos consiguiendo que la iglesia de San José vuelva a ser la de antaño, siempre abierta a la gente especialmente a los jóvenes.
–Amplio programa de actividades religiosas en las fiestas.
–Mira, a lo largo de la semana hemos tenido la conferencia de Ginés Valera sobre la historia de la parroquia. También el Solemne Triduo entre los días 28 a 30, con el rezo del SantoRosario y Ejercicio del Triduo; y a las 20 h. Santa Misa. en la última de las cuales participó el coro ‘La Guardia de Dios’. Y hoy domingo 1 de mayo es la Solemnidad de San José Obrero. A las 19 h. tendrá lugar la Eucaristía, a la que seguirá la popular procesión de la Sagrada Imagen por las calles y plazas de la parroquia.
–Una procesión que siempre ha atraído a mucha gente.
–Es que los vecinos llevan muchos años volcados con la iglesia y consideran la procesión como el acto más sobresaliente. Asiste todo el barrio y mucha gente de otras zonas de Almería. San José Obrero es un santo muy popular al que se tiene mucha devoción en toda España.
–Bueno, vamos a echar marcha atrás en tu vida. ¡30 años ya como sacerdote!
–Sí, me lo dices y aún no me lo creo. Yo nací en Antas y estudié FP de Electrónica en el instituto de Vera. Hice el COU en Madrid e ingresé en elSeminario de Ávila. Luego me licencié en Filosofía en Burgos e hice la mili en Cádiz; y tras licenciarme, regresé a Almería, al Seminario.
–23 de septiembre de 1991. ¿Te suena la fecha?
–¡Hombre, claro! Aquel día canté mi primera misa en mi pueblo natal, Antas. A los pocos días fui nombrado párroco de Albanchez, Cóbdar, Líjar y Los Pardos, pueblecitos de gente muy religiosa, acogedora, entregada a quienes veníamos de fuera. Cualquier motivo era bueno para invitarme a comer. Recuerdo que el Jueves Santo era tradición hacer arroz con leche y todas las familias me llevaban un platico.
–Dos años después te destinan a Albox y sus pedanías.
–Allí estuve 7 años en la iglesia y en el Instituto, donde daba clase de Religión. En ese tiempo restauramos totalmente la iglesia y organizábamos la romería de El Saliente, que me impresionó desde el primer año por la fe, el silencio, las confidencias que los romeros contaban a la Virgen; se les veía en la cara, la expresión, el gesto. Nada que ver con otras romerías bullangueras y festivas, como la de El Rocío.
–Año sabático en Salamanca y a El Ejido.
–Bueno, sabático del todo no fue. Alli me licencié en Teología Bíblica e hice mi Tesis sobre ‘Las viudas en el evangelio de San Lucas’ que leí en Granada. A mi regreso, ya tenía destino preparado en El Ejido y varias pedanías, la mayor de las cuales era Balerma. Me encontré con gente muy trabajadora, sencilla, cercana en el trato y con una fe profunda. Pasé cuatro años excelentes.
–Eres uno de los pocos españoles que tiene una calle con su nombre en vida...
–¡Ja, ja, ja! Es cierto, en El Ejido le pusieron mi nombre a una plaza cuando me trasladaron, algo que agradecí profundamente.
–Y en 2005, Vicario General.
–Cargo en el que ‘aguanté’ diez años. Viene a ser el segundo del Obispo y me ayudó a servir a la Iglesia en otro plano y conocer a mucha gente. Pero el cargo resulta muy duro.
–También fue duro tu anterior destino: San Juan y la Chanca.
–Dos parroquias desconocidas para mucha gente aunque con gente comprometida. Recuerdo que en La Chanca teníamos un desayuno los domingos y poco a poco se acercaban los vecinos. Casé a tres parejas allí, cuando llevaban muchos años sin bodas en la iglesia. Allí comprendí el lema: ‘una Iglesia que no vive para servir, no sirve’. Nueve años estuve allí para seguir esa máxima.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios