Plaza Vieja

Advierten de que es imposible mover las 288 toneladas de Los Coloraos sin romper el monumento

  • La plataforma en defensa de la ubicación actual del monumento añade dudas al polémico traslado de El Pingurucho y cuestiona su viabilidad

Un grupo de turistas se fotografía junto al monumento

Un grupo de turistas se fotografía junto al monumento / Rafa González

En la antesala del Pleno que el Ayuntamiento de Almería celebra el jueves 17 de octubre y en el que se abordará la nueva Plaza Vieja con vistas arquitectónicas despejadas de ficus y del monumento a Los Coloraos, la Plataforma para la Conmemoración del Levantamiento ha puesto de relieve las características del también conocido como El Pingurucho, cuestionando que el traslado a otro lugar de la ciudad pueda llevarse a cabo sin provocar daños al patrimonio. Es, explican, un bloque compacto de nada menos que 287.907 kilogramos.

“No se puede mover. Es un bloque, ahora que rompiéndolo, lo podrán llevar donde quieran”, ha advertido la presidenta de la Plataforma, Carmen Ravassa, quien pormenoriza las características del monumento con una cimentación de 4,10 metros de profundidad sobre un perímetro de 36 metros. Altura y peso al margen, las piezas de mármol, de más de dos metros de altura, están ensambladas con pernos de acero inoxidable y rellenos de resina, lo que convierte al monumento, “con una columna de hormigón”, en “un único cuerpo no desmontable”, salvo que “se trocee”.

Carmen Ravassa, en el centro, en el desayuno informativo celebrado bajo uno de los ficus de la Plaza Vieja Carmen Ravassa, en el centro, en el desayuno informativo celebrado bajo uno de los ficus de la Plaza Vieja

Carmen Ravassa, en el centro, en el desayuno informativo celebrado bajo uno de los ficus de la Plaza Vieja / Rafa González

Los miembros de la Plataforma, que han venido defendiendo por cuestiones históricas, sociales y sentimentales la permanencia de Los Coloraos en la Plaza Vieja, temen que los posibles cortes resquebrajen las piezas de mármol y otros daños a consecuencia también de la necesidad de emplear grúas especiales con el trasiego de las piezas de un lugar a otro por las calles de la capital.

Sin constancia de que el Ayuntamiento posea un proyecto técnico para abordar el desmontaje y traslado a la nueva ubicación, se plantean, junto a los riesgos que entrañará la operación, “si el equipo de gobierno tiene reservado un presupuesto suficiente ¿o se quedará guardado en un almacén para cuando haya dinero, cosa que puede no llegar nunca?” Recuerdan que El Pingurucho de 1988 costó 18 millones de las extintas pesetas frente a una evaluación económica del traslado que rondaría los 70.000 euros de gasto municipal, cantidad que, entiende la Plataforma, no se ajusta a la realidad.

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