crónicas desde la ciudad

Comer en la Plaza

  • Barraca. Como un atractivo añadido a la emblemática Plaza, la barraca-cafetería nº 17, de Inmaculada Rubio, elabora en su eficiente plancha productos adquiridos allí por los visitantes

La por estos lares novedosa fórmula gastronómica (habitual en otros Mercados españoles) permite disfrutar de primera mano, a la vista, productos de nuestra costa, invernaderos y huertas, en el marco de un inmueble sólido, armonioso y bello como es el decimonónico Mercado Central de Abastos. Aunque sorprendentemente no está catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC), es de las más pulidas joyas arquitectónicas capitalinas. Por encargo del Banco de España fue construido por el empresario Antonio Martínez, pasando años después a la definitiva titularidad municipal.

El arquitecto Trinidad Cuartara lo proyectó empleando por vez primera el hierro (al igual que en la plaza de toros) y la teja policromada, a dos aguas, en un edificio civil. Fue inaugurado en diciembre de 1893 y recientemente (2012) sometido a una modélica rehabilitación que ha consolidado sus encantos.

Encanto al que se añade el placer de comer en su planta principal, en el espacio regentado -en el lateral derecho- por Inmaculada Rubio, con su hijo Héctor a cargo de la plancha. Y a precios harto razonables: 6 euros la media plancha ocupada y 11 cuando es completa. El nuevo enfoque dado al local de restauración funciona desde 2014, dos años después de la reinauguración. No obstante, la emprendedora mujer ya es veterana en estas lides, con dos décadas de experiencia. En 1999 se estableció en la fachada opuesta al de ahora y desde entonces viene ofreciendo servicio de cafetería, desayunos o aperitivos (cerveza, vino) al mediodía. Tanto al personal de esta lonja (verduras, carnes y otros) como al del sótano, dedicado al pescado. Afirma Inma con gracejo que era una maratoniana: 9 kms. diarios andados de arriba abajo, desde las 6 de la mañana a las 4 de la tarde.

Naturalmente, la innovación gastronómica sigue atendiendo al personal del Mercado y a los numerosos visitantes provinciales, nacionales y extranjeros que concurren diariamente a ella. El cliente compra aquí mismo las magníficas viandas que servirán para el reparados ágape posterior, preparadas con diligencia y esmero, y "al punto" que apetezca al consumidor. Dispone, además, de tapas variadas. Junto a la clásica ensaladilla, carne con tomate, jamón y queso o platos caseros, la especialidad de la casa es la carne de toros, ajoblanco, ensaladas, gazpacho y tortillas variadas.

Sus mesas dispuestas alrededor son un oasis de tranquilidad, desde las que se admira en detalle las peculiaridades del inmueble y el ir y venir de todo tipo de gentes. Por último, las semanales visitas guiadas -todo un referente turístico para propios y extraños- tienen aquí su punto de relax, singularmente las personas mayores.

Suelen arribar al mediodía y en esa franja horaria se alternan los cafés con leche y la cerveza fresquita. Cuando Almerìa se dispone a ser en 2019 la capital gastronómica de España se hace imprescindible cuidar estas iniciativas, promocionarlas.

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