Almería

Cuarenta años de viajes sobre vías

  • Tras toda una vida en el mundo del tren, Francisco López Gómez se jubila · Con los controles de las máquinas Talgo en sus manos ha recorrido miles de kilómetros a lo largo de toda España

Cuarenta años podrían significar media vida con muchas cosas que contar y otras tantas que olvidar. Para Francisco López Gómez todo este tiempo y más en concreto, cuarenta años, seis meses y catorce días suponen toda una vida de trabajo y aventuras a lo largo de la red ferroviaria española. Tras todo este tiempo, Francisco ha dicho adiós.

Vecino de Doña María, dejó su localidad en 1968 para ingresar en el Regimiento de Zapadores ferroviarios en Cuatro Vientos (Madrid), donde estuvo tres años, para marchar a Pamplona en prácticas.

Allí se inició como guardabarreras y, en 1973, en el de ayudante de reparación de vías, con los que trabajó en Vic, Barcelona, Tarragona, Alcázar de San Juan y Madrid, entre otros destinos, hasta que en 1980 fue trasladado a Almería como ayudante de maquinista.

Ya en la provincia, veinte años de trabajo hasta alcanzar su gran sueño, y el de su padre y su abuelo, quienes se dedicaron al mundo del tren: ser maquinista del Talgo.

Cuarenta años que han dejado miles de personas y lugares conocidos. Atrás quedan acontecimientos como el parto que presenció una vez, llegando a Murcia, o la vez en la que estuvo cerca de embestir a un coche y cuando se bajó a ver al matrimonio que lo ocupaba descubrió que, en vez de intentar sacar el coche o parecer asustados, la mujer estaba pegándole a su marido.

Así miles de historias que poder contar a familiares y amigos que han visto como abandonó su casa hace tantos años y que ahora puede regresar para disfrutar de su jubilación y desarrollar otras actividades. "Ahora me gusta mirar adelante y ver todo lo que me queda por hacer y me da pena cuando pienso en todos los que acudían conmigo a la estación de Doña María para ver los trenes y que se han quedado en el camino", reconoce Francisco, quien ahora se dedicará a disfrutar de los suyos y a cuidar sus tierras del pueblo.

Su vinculación con el ferrocarril no acaba aquí sino que se ha abierto una nueva etapa. Junto a sus antiguos compañeros, que le han rendido un emotivo homenaje, trabajará en la Asociación de Amigos del Ferrocarril y la Asociación Cultural Ferroviaria de Doña María, de la que es fundador, y que tiene más de 120 socios, desde la que intentan organizar una exposición sobre su pueblo y la estación.

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