Almería

Denuncia judicial contra una residencia por no atender un coma diabético

  • La familia teme que se le inyectara insulina por equivocación, puesto que afirma que Antonia López no estaba enferma

Desde las seis de la tarde hasta cerca de las nueve de la mañana, ese es el tiempo que tardó la residencia de ancianos La Purísima en trasladar hasta Torrecárdenas a Antonia López Pardo, quien pocas semanas antes había ingresado para reponerse de una operación en una pierna. Su hija Toñi Fernández vio así con estupor cómo le contaban que su madre sufría un coma hipoglucéico pese a que no era diabética. Además, vio a su madre llegar demacrada, sin reaccionar y "llena de pipí, que le cubría todo el camisón hasta la maga".

"Los médicos de Torrecárdenas me dijeron que no es tan inhabitual que se equivoquen al suministrar la insulina, incluso puede pasar en el hospital, pero claro, se actúa con rapidez", explica la afectada. Durante la noche en la que la anciana pasó el coma, sí se dio aviso telefónico al médico de Urgencias, aunque en ningún momento a la familia. Esa es una de las principales quejas formuladas por Toñi Fernández, puesto que incide en que ella sí hubiera pedido la presencia de una ambulancia que hubiera actuado con celeridad.

Por el contrario, a los 75 años de edad, Antonia tardó muchos meses en recuperarse de la dolencia y un error que nunca ha sido reconocido por la residencia. De hecho, aunque algunos facultativos del sistema sanitario andaluz le han mostrado su extrañeza en el modo de actuar por parte de quienes estaban en el turno de noche de aquel 27 de agosto de 2007, la familia teme que tenga que acudir a forenses privados para certificar que lo correcto "cuando una persona no respondía tal y como se le dijo a la médica de urgencias vía telefónica, es llamar a una ambulancia". Además, incide la hija de la anciana, ya fallecida, que en los expedientes médicos abiertos esa noche ya se hablaba de coma diabético y que, pese a que hubo momentos en los que las enfermeras dijeron que reaccionaba, sólo se trataba de "síntomas de agresividad porque les dio un manotazo para que no le dieran la medicación, y eso es también propio de un coma diabético".

De un estado de prácticamente parada cerebral, la anciana, "casi milagrosamente", consiguió reponerse poco a poco, incide su hija, y tras un periodo de alimentación nasogástrica, poco a poco pudo recuperar algo de normalidad en su vida.

No obstante, el resto de su vida lo pasó en otra residencia, en este caso en Pechina, puesto que lo que inicialmente iba a ser una medida transitoria para acelerar el reposo absoluto tras una operación de pierna, la familia ya fue incapaz de hacer frente a su recuperación y la anciana no pudo volver a la casa de su hija, como ambas hubieran querido.

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