Almería

LA ENTREVISTA. La vitalidad y la paz de una centenaria

  • Sin miedo a la muerte, viuda desde 2007, Carmen vive su día a día arropada por amor de toda su familia

Carmen Sánchez López, mujer centenaria. En su butaca. Gádor, 2021

Carmen Sánchez López, mujer centenaria. En su butaca. Gádor, 2021 / Rubén García Felices (Almería)

Sólo unos privilegiados tienen la oportunidad de pasar al reducidísimo club de los 100 años. El pasado 12 de agosto, Carmen Sánchez López, recibió un merecido homenaje por parte del Ayuntamiento de Gádor, municipio donde vive la anciana, apodada "la abuela de Gádor", por cumplir cien años de edad. Dos guerras, el hambre que trajeron consigo, toda una vida dedicada al trabajo, el COVID-19... nada puede con las ganas de vivir de esta mujer centenaria.

R. G. F.: Carmen, antes que nada, le doy las gracias por invitarme tan amablemente a su hogar para concederme personalmente esta entrevista. La verdad, tenía muchas ganas de conocerle. Y ahora que trabajo a dos pasos de su casa no podía perder esta oportunidad. ¿Dónde y cuándo naciste?

Carmen: Nací en Almería el 8 de agosto de 1921.

R. G. F.: Hábleme un poco de su infancia, ¿cómo fue?

Carmen: Viví una infancia feliz, mi familia nunca ha pasado necesidades. Somos una familia humilde, pero muy trabajadora. Mi padre vivía del campo, era agricultor y vendía lo que cosechaba en la tierra en la plaza del pueblo, en Gádor, donde siempre hemos vivido, concretamente en el barrio de Paulenca, en un cortijo. Aunque ahora vivo en el centro del pueblo. Hacíamos matanza, teníamos gallinas, conejos, cabras para la leche,... distintos animales que cuidábamos nosotros. También naranjos. A la gente más necesitada del lugar les ayudábamos ofreciéndoles huevos de las gallinas, etcétera. Aún hoy en día nos lo agradecen, por haberles ayudado a no pasar tanta hambre en aquellos tiempos.

R. G. F.: ¿Hijos?, ¿familia?, ¿nietos?, ¿bisnietos?, ¿dónde?

Carmen: Soy madre de 4 hijos, tres chicas y un chico: María del Carmen y Antonia (la menor), que viven en Huércal de Almería; Lola, que vive en Gádor, en lo alto de la estación de Renfe; y Gonzalo (el mayor) en Almería. Abuela de 10 nietos: Aníbal, Cintia y Pilar, que viven en Huércal de Almería; los tres de mi hijo: Gonzalito, Estíbaliz y Elisa en Almería; María del Carmen en Benahadux; y Patricia, Lidia y Leticia en Gádor. También tengo 9 bisnietos.

R. G. F.: ¿Cuánto tiempo estuvo casada con su ya fallecido esposo?

Carmen: Tenía 21 años cuando me casé con mi marido, Daniel Rodríguez García ‒él tenía por entonces 23 años‒. Nos casamos el 1 de mayo de 1943 y el murió el 27 de diciembre de 2007.

R. G. F.: ¿Con quién vive?

Carmen: Durante las 24 horas del día vivo acompañada de mi cuidadora, Emilia Díaz González, que para nosotros es como una más de la familia. Mis hijos me visitan entre semana todos los domingos siempre que pueden y, diariamente, me llaman por teléfono. Somos una familia muy unida por el amor.

R. G. F.: ¿Cómo sobrevive?

Carmen: Con mi pensión y la ayuda de mis hijos (a partes iguales).R. G. F.: ¿A qué se dedicaba cuando era joven? ¿Cuándo comenzó a trabajar?

Carmen: Comencé a trabajar desde muy niña ayudando a mis padres en el campo. Luego trabajé en los almacenes de la naranja en Gádor, donde tenía muchos pretendientes (se ríe). También tuve una tienda de comestibles y después puse mi propia peluquería en Gádor (la primera que hubo en esta localidad) y ahí me jubilé.

R. G. F.: Hoy en día, ¿cómo se encuentra de salud?

Carmen: Con muchos años pero bien, estoy estupenda de todo. Los médicos me ven saludable. Aunque en este último mes me noto algo más débil en general.

R. G. F.: ¿Podría explicarme cómo es su vida diaria?

Carmen: Me paso el día sentada en mi butaca viendo la televisión. Me gusta mucho ver el programa que presenta Juan y Medio: "La tarde, aquí y ahora"; también los toros. Ver las corridas de toros en la tele me apasiona. Últimamente paso algo más de tiempo acostada en mi cama, los años se van notando. En cuanto a las labores de la casa no hago nada, de ello se encarga mi cuidadora.

Carmen Sánchez López, mujer centenaria. Gádor, 2021 - © Rubén García Felices Carmen Sánchez López, mujer centenaria. Gádor, 2021 - © Rubén García Felices

Carmen Sánchez López, mujer centenaria. Gádor, 2021 - © Rubén García Felices / Rubén García Felices (Almería)

"Mi sueño es que me toque La Primitiva, para repartir el premio entre mis hijos y mi cuidadora”

R. G. F.: ¿Tiene miedo en pensar en la muerte?

Carmen: No.

R. G. F.: Sé que ha sido una persona muy alegre y positiva, pero también activa. Además, su nieta, Lidia (que es técnica en farmacia y que por asuntos de trabajo la veo a menudo), me ha advertido que usted disfruta como una chiquilla contando viejos chistes verdes, y que le pidiese que me contara a mí uno cuando viniese a visitarla, ¿se anima con uno de los de antes?

Carmen: Una monja y un cura iban por el desierto montados en un camello. El camello se cae al suelo y muere. Y cuando ambos se encuentran tirados en el suelo, la monja le dice al cura: enséñame lo que tienes entre tus piernas. Y éste le responde: déjame que te la meta entre las tuyas, que dicen que eso da la vida. A lo que contesta la monja: pues métesela al camello a ver si lo resucitas. (Lo cuenta con tal gracia que los tres nos reímos ‒ella, Emilia (su cuidadora) y yo‒).

R. G. F.: Una pregunta obligada: ¿cuál es el secreto para poder llegar a cumplir cien años?

Carmen: El secreto no lo sabe nadie. Yo he tenido una juventud muy alegre con mis hijos y mi marido. He vivido bien, sin necesidades. Por otro lado, siempre he comido sano, lo que criábamos y cosechábamos en el cortijo.

R. G. F.: Tengo entendido que es usted una mujer religiosa y creyente, a la que le gusta vestir de mantilla a la primera ocasión que se le presenta. ¿Qué significa para usted la religión? ¿Le rinde culto?

Carmen: Cuando podía andar solía ir a misa todos los domingos. Tengo fe en la vida religiosa y rezo al señor diariamente para que me de salud mientras esté en este mundo. Del mismo modo rezo para toda mi familia. Mientras he podido me he vestido de mantilla para la Santísima Virgen del Rosario, Patrona de la Villa de Gádor; y, para el entierro del Señor, en Viernes Santo.

R. G. F.: ¿Recuerda la guerra civil española?, ¿y la Segunda Guerra Mundial?, ¿cómo vivió esas épocas tan difíciles?

Carmen: Nunca he solido hablar de ello en casa, fueron unos tiempos muy duros y siempre que me han preguntado por las guerras he cambiado de conversación.

R. G. F.: Cuénteme alguna experiencia vivida que recuerde con cariño.

Carmen: Todos los años iba a la feria de Gádor por las mañanas. Mi cuidadora me subía y yo me paseaba en el tren eléctrico. Así estuve hasta los 97 años de edad, subiéndome en el trenecito. Dejé de hacerlo porque la pandemia impidió que se celebrase más la feria.

R. G. F.: ¿Qué momentos emotivos y bonitos son los más especiales de su vida?

Carmen: El nacimiento de mis hijos ha sido lo más importante para mí.

R. G. F.: ¿Tiene algún sueño aún por alcanzar?

Carmen: Mi sueño es que me toque La Primitiva, para repartir el premio entre mis hijos y mi cuidadora. Hecho en el sorteo dos euros semanales.

R. G. F.: He oído que el escritor almeriense Alberto Cerezuela le ha visitado en más de una ocasión, ¿a qué se debían esas visitas?

Carmen: Venía a preguntarme sobre mi vida de juventud y la época de la guerra civil. Pero lo que más le interesaba era conocer mi testimonio sobre el avistamiento que tuve (hace unos años) de un ovni en una cálida noche estival de verano cuando yo me encontraba asomada a mi balcón. Aunque ese ovni no solo lo vi yo, sino más gente. Mi relato del avistamiento, junto a un retrato mío en blanco y negro, apareció publicado en su libro titulado La cara oculta de Almería: Un viaje por la Almería misteriosa, que fue publicado por la Editorial Círculo Rojo (editorial que él mismo dirige) en 2016.

R. G. F.: ¿Alguna afición o actividad en particular que antes tuviese? Y ahora, ¿tiene algún hobbie que le mantenga ocupada?

Carmen: El croché y la costura. Les iba haciendo a mis hijos y nietos sus colchas de ganchillo conforme se iban casando. A mis nietos y bisnietos les hacía jerséis, bufandas, gorritos y boticas de lana. Hasta hace poco hacía crucigramas. Ahora me entretengo poniendo el televisor.

R. G. F.: ¿Algo más que quiera decir o destacar? ¿Alguna otra anécdota curiosa o graciosa que haya vivido?

Carmen: De joven era muy presumida y fui una de las primeras mujeres que se pusieron pantalones en mi zona, en la localidad de Gádor. Recuerdo que me subía en la moto con mi abuelo e íbamos a los pueblos de los alrededores y la gente salía de sus casas expresamente para verme porque vestía con pantalones. Era algo muy nuevo para todos. ¿Una anécdota graciosa? Por ejemplo, uno de los días que fui al circo y un burro se paró en frente mía, con su hocico casi pegado a mi cara. En ese momento el domador le preguntó: ¿quién es la mujer más guapa del circo? Y el burro comenzó a señalarme a mí con su cabeza.

Carmen Sánchez López, una encantadora anciana que con su mirada transmite humildad y bondad, pero sobre todo paz. Su amabilidad, inocencia, cortesía en el trato y una desbordante simpatía la mantienen joven y vital, a pesar de haber visto con sus propios ojos un siglo pasar. Familiar y afable como nadie. Aún conserva ese espíritu "cachondo" infantil que le hace sonreír cada mañana. De esta tarde me llevo un recuerdo entrañable que no olvidaré. Me he sentido muy cómodo, como en casa.

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