Almería

Esconden el despilfarro con los muros de las vergüenzas

  • La tuneladora Alcazaba hizo luz del segundo túnel entre aplausos el 15 de abril de 2011 En 2014 han sido tapiados con bloques de cemento

"A finales de 2010 España será el primer país europeo en número de km de Alta Velocidad (más de 2.200 km) en servicio por delante de países de gran tradición en este transporte como son Japón y Francia.

A finales de 2020, España dispondrá de 10.000 km en líneas de Alta Velocidad. Todas las capitales de provincia estarán conectadas a esta red y el 90 por ciento de los ciudadanos se encontrará a menos de 50 km de una estación de Alta Velocidad". Esto está dicho y está escrito. Y es paparrucha.

Han tapiado los túneles más largos de Andalucía, los del tramo Sorbas-Barranco de Gafarillos. Aquellos del Corredor Mediterráneo de Alta Velocidad. Les han puesto una tapia de protección, dicen. Y no, no es verdad; en cada uno de los túneles han levantado muros de la vergüenza, la de ellos. Las de quienes cada lunes y cada martes, también y especialmente los viernes para aprovechar el fin de semana en Almería, se acercaban a inaugurar una piedra, a inspeccionar el avance de la gigantesca oruga verde de más de dos toneladas que comía tierra a la par que ponía las dovelas. Un prodigio de ingeniería. Un cuento de fantasía moderna. Venían y se hacían fotos, muchas fotos. Con casco, sin casco, con paneles explicativos, sin paneles, daba igual porque lo que de verdad importaba era la foto del colorín. Y el discurso. El camelo, vaya. Una cosa de plastilina, cartón y fuegos de artificio.

Han levantado los muros, han enterrado los más de 300 millones de euros invertidos en nada. Pero, ¿de verdad va a pasar por aquí el AVE? Miraban directamente a los ojos con gesto de ofendidos. Bueno, vale, no se ponga usted así, pero ¿de verdad va a pasar por aquí el AVE? Apuntaban a la luna lunera bajo un sol de escándalo. Lo comúnmente entendido por AVE no ha pasado ni se le espera; ahora bien, pájaros cantores han pasado todos. De un plumaje y de otro y de otro, de todos. ¡Almería estará unida con Europa! Se pegaban unos botafumeiros de campeonato. Y en los entretantos había disputas por la ubicación de la estación/apeadero: aquí, aquí, aquí, todos los municipios del Levante almeriense pedían la parada del AVE. Joé, qué fuerte. Mientras, los de Madrid no soltaban prenda. ¡Cómo habrían de soltarla si ya olían la quema! Dijeron Vera como podrían haber dicho Antequera, por aquello de salir de alguna manera. Qué manera de jugar con los paisanos, qué manera de tomar el pelo, qué manera de expropiar sueños, qué manera de alimentar ilusiones, proyectos, futuro, qué manera de apagar las luces. Cuántas mentiras en nombre de ¿qué?

¡Dita sea! Han cegado con muros los túneles de Sorbas-Barranco de Gafarillos, y con ellos han estrangulado a Almería, a esta Almería ahora más lejos de Europa. Es como si hubiesen cerrado los Astilleros de la Naval. Estos túneles son arterias inútiles, no transportan sangre de cultivos almerienses; son cicatrices de los turistas que no vienen, no hay el AVE que hay a Alicante. Había un contrato pactado, sellado ante Notario, y no lo llevaron al Registro. Natural, ellos jugaban al Monopoly ferroviario con el soterramiento por aquí, licitaciones por allá. Las lechugas viajan a Alemania en camión, se les acabó antes de empezar el emigrar en tren. El turismo viene, si viene, en mochila Quechua o con los ojos llenos de carbonilla.

Los arqueólogos del futuro detectarán que además de los asentamientos Argáricos y de Baria, hubo un tiempo de sueños en Almería. En sus excavaciones hallarán inmensos túneles con pinturas en las paredes. Les resultará complejo descifrar el significado de los frescos, las engañifas son difícilmente reproducibles. Indagando llegarán a la conclusión de que a lo largo de lo que entonces se denominó Corredor Mediterráneo de Alta Velocidad había un asentamiento de pobladores con denominadores comunes que los diferenciaba del resto: la ingenuidad, la resignación, la humillación.

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