Una de las secuelas principales es la afectación del aparato respiratorio por neumonía bilateral. En consecuencia, la Fisioterapia respiratoria adquiere un papel vital en esta pandemia y será fundamental para mejorar la salud de muchos de los pacientes afectados por el coronavirus. A día de hoy, ya se han publicado estudios donde se indica una pérdida de capacidad pulmonar de entre un 20 y 30%.

En algunos países, los fisioterapeutas respiratorios ya están incorporados en las UCIs. Ayudan a los enfermeros e intensivistas para poder ir liberando respiradores, que como bien se sabe escasean y no siempre se disponen de los suficientes para todos los pacientes que los precisan.

Más allá de la asistencia a nivel respiratorio, los fisioterapeutas pueden ser también de gran utilidad en las UCIs de España por muchos otros motivos. En estas unidades de cuidados intensivos suele ser frecuente la aparición de distintas comorbilidades. Neuropatías, debilidades musculares o pérdida de autonomía son algunos ejemplos en los que la intervención del fisioterapeuta resulta esencial para la recuperación de un paciente con COVID-19. Aunque cabe señalar que los fisioterapeutas deben contar con los equipos de protección adecuados para poder realizar los tratamientos de forma segura.

Diversos estudios internacionales, efectuados desde China, Italia, Australia o Brasil, comienzan a dibujar la hoja de ruta para los fisioterapeutas respiratorios en las distintas etapas del coronavirus. Según las indicaciones de estas investigaciones, durante la fase aguda, en la que el paciente sufre una mayor afectación pulmonar, no es recomendable realizar ninguna terapia mecánica asistida específica, salvo a aquellos pacientes que ya presentaban una patología respiratoria previa (EPOC, bronquiectasias, fibrosis quística, etc.), que cursara con hipersecreción y que esto pudiera estar complicando el propio cuadro clínico. Sólo en ese caso el fisioterapeuta valorará el riesgo/beneficio de un drenaje de secreciones; evitando en la medida de lo posible la generación de aerosoles en el ambiente y realizar cualquier técnica que pudiera generar una inestabilidad en la función pulmonar en esta fase crítica son aspectos importantes a tener en cuenta antes de aplicar cualquier intervención. En ambos casos se cuidará especialmente la higiene posterior de la zona de tratamiento, superficies de contacto y material utilizado.

Incluso, ya empiezan a indicarse las terapias fisioterapéuticas más idóneas para los pacientes que continúan ingresados en la UCI, pero que han superado la fase aguda respiratoria. En cualquier caso, el principal factor de riesgo señalado suelen ser los ya mencionados aerosoles. Al salir de esta fase crítica, el fisioterapeuta adquiere una gran relevancia para ayudar al paciente a afrontar las secuelas del COVID-19. Es en este momento cuando debe iniciarse la recuperación funcional bajo el apoyo y las directrices de un fisioterapeuta.

A través de herramientas fisioterapéuticas como movilizaciones, programas de ejercicio terapéutico o reeducación de la función respiratoria se puede disminuir el tiempo de hospitalización. Tan solo hay que pensar en la pérdida de masa muscular que sufren estos pacientes y el impacto que esto genera en el desarrollo de sus actividades básicas diarias para entender la figura indispensable del fisioterapeuta en esta pandemia del COVID-19. A través del trabajo fisioterapéutico, los pacientes pueden volver a realizar sus actividades con independencia, siendo especialmente útil en poblaciones de edad avanzada o con patologías previas. De esta forma, se evitarán complicaciones y se podrán liberar camas con mayor rapidez.

Con respecto a la prevención del coronavirus, no hay ejercicios respiratorios para ello, aunque la evidencia científica ha dejado bien claro que la actividad física refuerza el sistema inmune frente a éste y cualquier otro virus. En definitiva, la Fisioterapia tiene una función importantísima en la recuperación funcional de los pacientes con COVID-19, tanto a nivel respiratorio como motórico.