La galería huele a pura lavanda de inocencia, a vida recién parida. Tras las puertas en hilera a uno y otro lado del pasillo de la Unidad de Neonatos del Hospital La Inmaculada de Huércal-Overa, palpitan corazones de distinto tamaño. Los más grandes bombean el amor incondicional, los nervios pasados, las tribulaciones de las madres primerizas, los dolores de las parturientas, las ilusiones de un porvenir; los más pequeñitos, los chiquitos, se impulsan sosegadamente con los descubrimientos de luces, voces, olores, tactos, con los sueños de una vida por delante sin velos, sin muros.

En el control de enfermería, el centro neurálgico de la Unidad, dos enfermeras de blanco limpio como sus sonrisas indican al visitante la habitación donde se halla el primer bebé nacido en el año 2015 en el Área Sanitaria Levante-Alto Almanzora. Se creía que Ismail había sido el primero de la provincia de Almería hasta que, una vez contrastada la información, se supo que otro bebé se adelantó en el hospital Virgen del Mar. La madre de Ismail consiente en charlar con el periodista. El bebé, a su lado, duerme profundamente. "Hace dos años que vine a España, mi marido ya lleva aquí diez", cuenta Aicha. El matrimonio reside en Garrucha; tienen otra hija, Shayma, con tan sólo dieciséis meses; el padre trabaja en el campo. Aicha tiene en su rostro la belleza deslumbrante de las mujeres que han dado a luz, una guapura inexplicable, la de poner en el mundo a un hijo. Debe ser eso.

Aicha es mediterránea, de Al-Husayma, la capital del Rif marroquí. "Ismail nació a las tres y media de la primera noche del 2015". Ella se esfuerza en hacerse entender en español. Y entre español y francés la conversación fluye. El sentimiento de madre, la maternidad, no tiene patria, ni religión, es el mismo en cualquier lugar del mundo porque la mujer deja una parte de sí en el nuevo ser vivo desde que lo siente. En esta mañana Aicha aún no sabe cuándo saldrá del hospital. Ha de pasar el doctor a visitarla. Ismail, el bebé, profiere a veces un suspiro como si supiera que él es el centro del mundo en ése momento. El clic de la cámara fotográfica no hace mella en su somnolencia.

Una enfermera se lo lleva al nido, es la hora del aseo. Hablará en la incubadora con todos los bebés; él contará y le contarán a él cómo ha venido a este mundo, si le costó mucho salir o no, si su mamá lo puso sobre su pecho y que es el más joven de todos, que nació tres horas y media después de que comenzara el año 2015. Aicha está contenta "y mi marido también". Cuenta que en España, en Garrucha, todo les va bien. Que su nuevo hijo trae más felicidad a su casa. A través de la ventana se observa como el sol deshace el hielo acumulado en los coches aparcados frente al edificio del hospital.

Aicha está cansada. El médico le da el alta, pero ha de quedarse aún en La Inmaculada porque Aicha, su bebé, el primer bebé del 2015 en el Levante y Alto Almanzora, necesita un tiempecito más de incubadora. Otra de las enfermeras explica que en estos casos hay habitaciones para las madres que han de quedarse junto a sus recién nacidos.