Almería

La Junta obligó al primer arquitecto de Plaza Vieja a mantener el arbolado

  • Fue una de las condiciones impuestas por Cultura al proyecto del ganador del concurso, quien revela en un escrito el "acoso y derribo" sufrido

Pocas apariciones ante los medios de comunicación tuvo el arquitecto José Ramón Sierra Delgado cuando era, como ganador del concurso de ideas para la rehabilitación de la Casa Consistorial y Plaza Vieja (2001), el proyectista responsable de una de las intervenciones que mayor polémica ha acumulado en los últimos años. Bien por retrasos, bien por enfrentamientos entre administraciones, o bien -como ahora- por la disparidad de criterios abierta ante la conservación del arbolado y del monumento a Los Coloraos. Una memoria escrita por el arquitecto sevillano deja, sin embargo, en evidencia ciertas controversias que han resurgido. La Junta de Andalucía nunca ha estado de acuerdo con la desaparición de los ficus perimetrales. De hecho, su conservación fue una de las imposiciones por parte de la Delegación de Cultura al proyecto básico de la segunda fase, a pesar de los criterios arquitectónicos defendidos por el propio autor, a favor de una plaza mayor despejada de elementos.

A raíz del jaleo social montado por el avance del modelo de Plaza Vieja sin arbolado y de la aprobación plenaria por parte del Ayuntamiento de Almería de una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), para hacer posible la supresión del anillo perimetral vegetal, desde el equipo de gobierno municipal se ha venido defendiendo que el proyecto básico, presentado por Sierra Delgado, y que ha servido de guía en el concurso del nuevo diseño, no contemplaba árboles.

La hemeroteca y, sobre todo, una memoria de obras redactada por Sierra Delgado refutan esta postura. Publicada en la revista del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, el arquitecto cuenta las vicisitudes del proyecto, de una manera tan literaria como crítica, al que llega a referirse como "una pobre criatura abandonada a las fieras", que ha sido "(mal)tratado y utilizado como arma arrojadiza de otras batallas, quizá, ajenas y distintas".

Expone el arquitecto en la citada memoria que, "en los trámites de supervisión del primer proyecto básico que, como el concurso, fue de todo el conjunto, la Delegación de Cultura de la misma Junta en Almería presentó su frontal oposición a cuestiones claves del proyecto, presentes ya en el concurso, que terminarían por obligar a la transformación notable del mismo".

Una de esas cuestiones aludidas de forma expresa por Sierra Delgado es, precisamente, el arbolado. Recoge que, "a pesar de ser evidentes y muy recientes talas de palmeras y ficus en el arbolado de la plaza, que son elementos claves de su partición en cuatro calles, se obligó al mantenimiento estricto de los restantes, haciendo inviable la ordenación nueva que la propuesta pretendía, acorde con el entendimiento como gran espacio urbano centrado, expresivo del Ayuntamiento que se extiende a su alrededor y compatible con la amable estancia como salón y con su esporádico uso como lugar de espectáculos públicos".

Este párrafo resume las dos posturas enfrentadas que, de nuevo, podrían repetirse en el caso de que el modelo de Plaza Vieja retocado mantenga la supresión de los ficus, entre una administración, la Junta, que ha venido defendiendo la conservación de la vegetación y de El Pingurucho, y de otra, la municipal, inclinada hacia una plaza visualmente libre de elementos, entre otros criterios.

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