Almería

La Mancha que vio Cervantes (15)

  • Población. La concentración en núcleos distantes entre sí, aparece reflejada en la contestación a preguntas del Cuestionario/Interrogatorio de las Relaciones Topográficas de los Pueblos de España

AL lector perfecto le borran la lectura y por eso [Don Quijote], de memoria, proyecta una segunda expedición libertadora, esta vez verdaderamente armado caballero de la triste figura" (Don Qui?Don Quejado de las Manchas, litografías, óleos y textos de R. Matta).

El poblamiento manchego se estructura en núcleos concentrados, algunos de notable magnitud, así en 1575 La Mota del Cuervo tenía 500 vecinos, unos 2.250 habitantes, Quintanar de la Orden 594 y 2.673 sin los moriscos, y El Toboso 900 y 4.050 "con los moriscos que de las Alpujarras del Reino de Granada se trajeron, y nunca tuvo tantos vecinos, ni población como ahora, porque hay personas hoy vivos que conocieron y vieron el pueblo cercado, y no habría hasta doscientas casas".

La concentración de la población, en núcleos bastante distantes entre si, aparece muy bien reflejada en la contestación a varias de las preguntas del Cuestionario/Interrogatorio de las Relaciones Topográficas de los Pueblos de España de Felipe II, así Campo de Criptana, por el este, dista de la villa de Pedro Muñoz "camino llano y buenas dos leguas", a Argamasilla "hay cinco leguas comunes, derechamente al sol a mediodía, vase por camino muy llano", al oeste Alcázar se encuentra a una legua, y, por el norte, a la villa de Miguel Esteban, hay dos leguas, "vase por la sierra de Criptana".

Cervantes sitúa las hazañas de su fantástico hidalgo en la Mancha, y, como era de esperar, en el paisaje geopoético del Quijote aparece una amplia gama, muy rica en matices, referente a las categorías administrativas del hábitat generalmente concentrado, tanto en grandes núcleos como en pequeños de unas cuantas casas: ciudades, villas, lugares, y aldeas, que presentan un componente socioprofesional abrumadoramente agrario, por la actividad de sus habitantes, incluso en las primeras, de lo cual es un buen ejemplo "la muy antigua ciudad de Chinchilla Montes de Aragón, fue primera ciudad que la ciudad de Alcaraz, muchos años antes fue ciudad que Villena" muy bien expuesto y planteado por los encargados de cumplimentar el Cuestionario/Interrogatorio correspondiente para las Relaciones Topográficas de los Pueblos de España de Felipe II, y en la villa de Quintanar de la Orden "los tratos es labranza y crianza y no hay otros ningunos".

En buena parte de la Mancha, hay que hablar de pueblos, de pueblos grandes, incluso de agrociudades en el mejor de los casos.

En los restantes núcleos la ocupación agraria aparece matizada por alguna otra actividad muy minoritaria, como la elaboración de Tinajas en El Toboso y sobre todo por la mercantil.

"Poco trecho se había alongado don Quijote del lugar de don Diego, cuando encontró con dos como clérigos o como estudiantes y con dos labradores que sobre cuatro bestias asnales venían caballeros... los labradores traían otras cosas, que daban indicio y señal que venían de alguna villa grande donde las habían comprado y las llevaban a su aldea" (Don Quijote, II-19).

"Sancho que entre alegre y triste venía caminando sobre el rucio a buscar a su amo, cuya compañía le agradaba más que ser gobernador de todas las ínsulas del mundo.

Sucedió pues, que no habiéndose alongado mucho de la ínsula del su gobierno vio que por el camino por donde él iba venían seis peregrinos… Admiróse Sancho de verse nombrar por su nombre y de verse abrazar del extranjero peregrino... El peregrino le dijo ¿cómo es posible, Sancho Panza hermano, que no conoces a tu vecino, Ricote el morisco, tendero de tu lugar? (Don Quijote, II-54).

En 1575 los habitantes de Caracuel son "gente muy pobre, sin tratos ni granjerías sino es su labor y tener mesones".

Las ventas están omnipresentes en el Quijote, reflejando su tiempo, el de la España Imperial con más sombras que luces.

Las Relaciones Topográficas de los Pueblos de España de Felipe II dan una visión global y de integración, dentro de un marco físico/biogeográfico, de los grupos humanos. Éstos no constituyen universos aislados, y se pone de manifiesto, más o menos explícitamente, la existencia de áreas de influencia de determinadas localidades, reflejo de la ordenación y organización espacial de la Mancha efectuada por las Órdenes Militares.

La concentración del poblamiento en localidades con un importante contingente de habitantes para la época se advierte claramente en las Relaciones Topográficas de los Pueblos de España de Felipe II, no obstante, aunque en menor proporción, se perciben núcleos menores dependientes de otros mayores, aunque algunos son verdaderos despoblados: en Campo de Criptana "hay, a media legua de esta villa, un sitio, donde está la Señora de Villajos, que parece haber sido poblado".

Ocasionalmente se detecta cierto estado de opinión negativa y de rechazo cuando la localidad ha devenido a una categoría menor, como ocurre con Chinchilla de Montearagón respecto a Albacete. Lo mismo, aunque con importantes matizaciones, desde el punto de vista del prestigio, con Campo de Criptana, según manifiesta en 1575 "es villa y lo ha sido, estaba sujeta a la gobernación de la villa de Ocaña, de la provincia de Castilla. De ocho o nueve años a esta parte está sujeta a la gobernación de la villa de Quintanar, donde de villa la han hecho menos que aldea".

Sobre su gobernación de la Ínsula Barataria Sancho Panza "nunca se puso a averiguar si era ínsula, ciudad, villa o lugar" (Don Quijote, II-54), pero el asunto si no preocupaba al menos ocupaba a su familia: Teresa y Sanchica dicen a un paje estar confusas, pues "no acababan de atinar qué sería aquello del gobierno de Sancho, y más de una ínsula siendo todas o las más que hay en el mar Mediterráneo de Su Majestad" (Don Quijote, II-50), entre otras cosas, el paje les dijo "pero basta que sea un lugar de más de mil vecinos".

Pierre Vilar, en El Tiempo del Quijote, pone de manifiesto el gran interés del Memorial de la política necesaria y útil restauración a la república de España y estados de ella y del desempeño universal de estos reinos, Valladolid, 1600, de Martín González de Cellorigo. Para comprender su pensamiento económico es muy significativo el título del capítulo fundamental de la citada obra: Que el mucho dinero no sustenta a los Estados, ni está en él la riqueza de ellos; efectivamente, aunque se debe procurar retener la plata americana, considera que la verdadera riqueza no son los metales preciosos, sino las inversiones productivas y el trabajo, el desarrollo de la agricultura, la industria y el fomento de la población, recurriendo a un férreo proteccionismo.

Cuestiona la teoría de la acumulación monetario-metálica en la doctrina política, pues, a pesar de que lleguen a un país el oro y la plata en abundancia, el aumento de los precios y de los impuestos lo empobrecen, así "cuando las cosas necesarias a la vida humana faltan, falta la verdadera riqueza", aflorando severas críticas al afán de gasto y a la pereza de sus contemporáneos, avivados por el engaño de los metales preciosos americanos.

Uno de los máximos representantes de la Escuela de Salamanca en 1600, y de gran influencia en el pensamiento económico de su época y posteriores, respecto a la mala situación de la agricultura, González de Cellorigo, escribirá, entre otras cuestiones, estas clarividentes palabras: "Los que pueden labrar no quieren y los que quieren no pueden".

Martín González de Cellorigo tenía muy claro que no se trataba de acumular dinero, sino de emplearlo en riqueza productiva, en "el desarrollo agrícola e industrial: "La riqueza ha andado y anda en el aire, en papeles y contratos, censos y letras de cambio, en la moneda, en la plata y en el oro, y no en bienes que fructifican y atraen a sí como más dignos las riquezas de afuera, sustentando las de dentro. Y así el no haber dinero, oro, ni plata en España es por haberlo, y el no ser rica, es por serlo".

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