Almería

"Maté a mi mujer y a mi hijo porque tenía que salvarlos del fin del mundo"

  • El vigilante de seguridad acusado del doble crimen en la calle Pi y Margall dice que se arrepiente de los hechos pero que no se siente culpable porque "en ese momento sufría un brote psicótico" y no era él

El vigilante de seguridad del centro comercial de Almería que acabó con la vida de su mujer y su hijo de cinco años el pasado mes de junio de 2010, Cristóbal B. R., aseguró ayer ante un tribunal de jurado, en la Audiencia Provincial de Almería, que "no quería matarles", pero le cogió en un momento de locura, afectado por un "brote psicótico". Contundente y sin que le temblase la voz indicó ante la sala que se arrepiente mucho de lo ocurrido pero que no se siente culpable, puesto que en ese momento no era él el que actuaba. También pidió perdón a la familia de las víctimas, que estaba presente en el juicio y entre ellos la hija de la Mercedes G. C. (que era hija de un anterior matrimonio), al tiempo que insistió en que "nunca" la había agredido anteriormente, ni siquiera la había maltratado psíquicamente.

Cristóbal declaró ante el juez, y a preguntas del Ministerio Fiscal, que días antes de protagonizar el doble crimen había empezado a recibir en su cabeza "señales" que le indicaban que "el mundo se iba a acabar", y que le decían que él tenía que morir, pero antes tenía que salvar a su mujer y a su hijo. "En ese momento yo solo pensaba en que tenía que salvarles, para hacer que fueran al cielo y no al infierno. No era yo", contestó el acusado cuando el fiscal le preguntó el por qué de la agresión mortal.

Cristóbal, quien según han acreditado los informes forenses y así consta en el escrito de calificación del Ministerio Fiscal, actuó bajo un brote psicótico de tipo poliformo, indicó que "no pudo controlar el impulso", y manifestó que sólo recuerda haber dado la primera de las 23 puñaladas que asestó a su mujer, y la primera de las siete que dio a su hijo menor de cinco años. "Para que todos estuviéramos en el cielo juntos me fui corriendo hacia el balcón de la casa y me tiré con la intención de suicidarme", apuntó el procesado, frente a la narración de hechos del fiscal, que asegura que "se descolgó por unos cables de la fachada para intentar huir".

El acusado de enfrenta a una petición fiscal de 50 años de cárcel como autor de dos delitos de asesinato, mientras que la defensa pido la absolución al acreditar, según explicó, que "actuó afectado por un brote psicótico y con las facultades volitivas alteradas".

La hija de Mercedes G. C. estuvo presente en la primera sesión del juicio y al término de éste, cuando el acusado salió de la sala escoltado por la Policía, se dirigió hacia él para verle la cara y, entre lágrimas de dolor, le insultó duramente. La joven, destrozada, no pudo contener la rabia al ver al hombre que había acabado con la vida de su madre y de su hermano, y ha destrozado la suya con tan solo 16 años.

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