Almería

El Morato se reabre al Arte

  • Tras veinte interminables meses volvió a abrir sus puertas a socios, invitados y aficionados en general en prueba de la hospitalidad que le caracteriza. Velada intensa, noche para enmarcar

El Morato se reabre al Arte

El Morato se reabre al Arte / Miguel Galindo (Almería)

Tras sendas actuaciones de las cantaoras Lidia Plaza y Ángela Cuenca (con los guitarristas Alberto Torres y Niño de la Fragua), en la viatoreña El Arriero y AC. El Tintero, comentaba en redes sociales que peñas y espacios destinados al flamenco en directo han sufrido como pocos sectores culturales los rigores de la pandemia covídica. Aunque con cautela, la normalidad comienza a instalarse regresando a los recitales reglados, caso de la peña El Morato. Remozada en su mobiliario y con un nuevo escenario al que se incorpora una caja de resonancia en beneficio del baile, el pasado viernes día 15 se abrió gozosamente al Arte, con el aforo permitido (75 %) ocupado en su totalidad.

Después de lamentar la prolongada ausencia, las primeras palabras de su presidenta, Lola de Quero, fueron de agradecimiento a los socios, al propietario de la cueva-sede, José P. Pozo, y al empresario Fernando García, donante de las mesas cubiertas con vinilos en las que figuran impresas letras que conforman el rico corpus literario de los Cantes de Almería o Cantes por Tarantas. Privados muchísimos meses de la cercanía física y no virtual a los artistas, el personal vibró al primer quejío, taconeo y rasgueo de guitarra. La precariedad económica no permitía un cartel de relumbrón, pero sí el de un sólido ramillete de hombres y mujeres que conocimientos y entrega brindasen una velada digna de enmarcar.

A imagen de lo dictado por la gran Carmen Amaya, Inés de Inés comenzó bordando el taranto rematado con zambra. Con la excelencia ya instalada sobre la flamante tarima, Ana Mar nos deleitó por bamberas y cuplés por bulerías, entreveradas con el canté “atrás” por seguiriyas y bulerías por soleá (cómo lo hace tan bien sin haber nacido en Utrera?) al servicio nuevamente de la racial danzante. Mientras tanto, la sonanta de Antonio de Quero permanecía en un discreto segundo plano. Hasta que sacó a relucir todo lo acumulado desde niño y estudiado durante sus años de musicología en Córdoba. Conocimientos académicos a los que imprime el sello personal que le distingue en el plano guitarrístico local. Rayano en el virtuosismo a la hora de versionar “Entre dos aguas”, del irrepetible Paco de Lucía. Las palmas y jaleos de Juan Andrés Heredia y Tony Santiago y el cajón de Paquito Torres (al que le imprime un ritmo endiablado) resultaron el complemento ideal para que la fiesta no decayera.

Al grupo artístico de la peña se sumó el baile de Inés de Inés, palmas, jaleos y cajón

Faltaba el patriarca, aunque no ausente del escenario: Antonio F. García Rodríguez “Niño de las Cuevas”. Con el maestro Pepe Sorroche prácticamente retirado, sus lustros de profesorado en el Conservatorio Profesional de Danza “Kina Jiménez” y su acendrada afición lo han convertido en el genuino representante de los cantes de esta bendita tierra. Tarantas y tarantos, cartagenera y minera, fandangos personales y abandolaos, arrieras… Un repertorio autóctono difícilmente igualable. Y como guinda al sabroso banquete flamenco, el preceptivo fin de fiestas por bulerías. A la vera de Inés de Inés se arracimaron las bailaoras Suleima, Charo López, María Márquez, Cristina Sánchez, Sonia Vera y Silvia Rodríguez. Lo dicho ¡una noche para enmarcar! Así ocurrió y así lo cuento.

En su <sede-cueva> del Quemadero

A instancia de un grupo de aficionados encabezado por Constantino Díaz Benete, El Morato se fundó formalmente el 3 de abril de 1981. Tras unas primeras reuniones en el <Mesón de los Callejones>, la actual segunda peña capitalina se instaló en una espaciosa cueva del Quemadero -propiedad de la familia Pozo-, antaño depósito de dinamita.

Comprometida en la conservación y difusión de los cantes autóctonos, el dedicarla al legendario Pedro el Morato fue toda una declaración de principios. Se caracteriza por su hospitalidad y promoción de jóvenes valores, facilitándoles su escenario y el calor de los socios. Promotora de diversos certámenes, la anual Muestra de Saetas es su logro más consolidado, unido a la altruista participación en convocatorias benéficas. Abierto generosamente a la Cultura, brinda sus instalaciones a presentación de libros, charlas y debates con el flamenco como razón de ser. O a cursos específicos de guitarra, baile y cante. Desde hace años y como caso excepcional, una mujer, Lola de Quero Salvador, es su presidenta.

Tres generaciones de “Niños de las Cuevas” sobre el escenario: patriarca, hijos y nieto

Pedro El Morato Pedro El Morato

Pedro El Morato / Enrique Fernández Bolea (Almería)

Natural de Vera…

En enero de 2018 el Ayuntamiento de Vera descubrió un mosaico dedicado a Pedro el Morato (a partir de una fotografía del historiador Fernández Bolea) en presencia del numeroso público congregado en la calle “Almería” (Cuatro Esquinas), mayoritariamente habitada en la antigüedad por mineros y gitanos.

Cantaor, trovero, guitarrista, buhonero en tierras de Sierra Almagrera… Quién fue en realidad Pedro el Morato? Contradictorias hipótesis no lograban despejar las incógnitas sobre el legendario personaje a pesar de las investigaciones emprendidas. Teorías que, entre otras, apuntan a que fue asesinado por unos arrieros -hacia ¿1915?-, según Luis Díaz, biógrafo del trovero José Castillo, frente a una caseta de arbitrios municipales en el término de Cartagena. Recientemente, Miguel Caparrós, archivero municipal de Vera, ha aportado irrefutables datos biográficos y reconstruido su árbol genealógico; certificando que Pedro María Alonso Morata era su nombre y apellidos bautismal, y no el de Segura. Desde ahora, filiación, cuna y legado coplero van unidos documentalmente:

Soy del reino de Almería,

donde nacen los tempranos,

y al amanecer el día

me encuentro a Pedro el Morato

vendiendo verdulería

Los aires taranteros grabados desde Antonio Chacón a José Sorroche ya indicaban profesión y procedencia: Vera. Y aunque sigan perdurando aún serias lagunas sobre su trayectoria vital, resulta evidente que debió ser todo un referente trovero y cantaor en su época: nadie perdura en la memoria colectiva durante centurias sin serlo. El Morato es por tanto uno de los privilegiados creadores de los Cantes por Tarantas, a la par que Francisco Segura “Ciego de la Playa” y José Sánchez “El Marmolista”. Las coplas del Morato trascendieron, además, porque los grandes intérpretes del pasado los grabaron e incluyeron en su repertorio.

Me llaman Pedro El Morato y soy natural de Vera, con mi guitarrica en la mano, señores que venga tela, ¡venga tela de verano! La letra figura en el azulejo homenajeador, con este montado en mula, trabuco al brazo y distintos datos biográficos. Siendo un bebé, el 31 de octubre de 1841 fue depositado ante la casa-puerta de la antedicha calle Almería, propiedad de Antonio Alonso y de Ana María Morata. El matrimonio, de quien se desconoce si era payo o gitano, lo recogió, crió y dio su nombre. De la madre adoptiva tomó el apodo y/o sobrenombre artístico. La segunda peña flamenca capitalina está dedicada precisamente a nuestro protagonista.

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