Almería

Parálisis cerebral, cáncer y ahora covid y en el centro no la dejan hablar con su familia

  • Blanca, madre de Silvia, denuncia que desde que su hija contrajo la Covid se ha cortado totalmente la comunicación por riesgo de contagio con su teléfono móvil

  • "No la dejan hablar con su móvil, pero han habilitado un único móvil para que todas las familias llamen en el espacio de una hora, ¿con ese móvil no hay riesgo?"

Blanca Flichi junto a su hija Silvia.

Blanca Flichi junto a su hija Silvia.

Silvia tiene 45 años. Sufre parálisis cerebral y a finales de 2019 le fue diagnosticado un cáncer de mama. Desde hace cinco años es paciente de la Residencia para Gravemente Afectados 'La Algaida', en Roquetas. Desde entonces ha mantenido contacto con su familia, que reside en Antequera (Málaga), mediante teléfono o videollamadas a través de una tablet.

Sin embargo, el sábado 7 de noviembre, tras realizarse una prueba, también fue diagnosticada de coronavirus. Es ahí donde comienza una proceso de "desesperación" para Blanca Flichi, su madre, quien asegura que aunque le dicen que su hija está bien, desde el lunes "se ha cortado cualquier forma de comunicación" con su hija y le es "imposible hablar".

"Me llamaron el sábado pasado diciéndome que mi hija había dado positivo en coronavirus. Fue algo muy fuerte para mi. Aunque me tranquilicé algo al asegurarme desde el centro que no lo está pasando mal, que es como si tuviera un resfriado", explica a Diario de Almería la madre.

Silvia recibiendo un abrazo de su madre. Silvia recibiendo un abrazo de su madre.

Silvia recibiendo un abrazo de su madre.

"Desde ese día he hablado con ella 5 minutos por la tarde solo dos días. Ella no puede pasar sin tener contacto con nosotros todos los días. No puede estar sin mantener el contacto y así lo ha venido haciendo regularmente", agrega. "Pero después me dijeron que ya no se podía hablar. Yo les exigí que le dieran su móvil, porque tenía derecho a tenerlo para hablar con su familia. No es lo mismo que te digan que está bien a poder verla por la tablet... es que estamos muy lejos. Están las cosas muy mal... ni para visitar ni nada. Estamos con una gran impotencia de no poder hacer nada y encima me impiden que yo pueda hablar con mi hija".

Blanca explica los motivos por los que según la dirección de la residencia no se le permite a su hija realizar llamadas desde su propio dispositivo: "Ellos dicen que es por el bien de los demás, que el teléfono es una fuente de contagio". Pero encuentra motivos contradictorios al enterarse del nuevo protocolo establecido: "El jueves me mandaron un comunicado diciéndome que podíamos hablar con ella, pero estableciendo un horario para todas las familias a través de un único teléfono móvil y en un determinado horario (de 17:30 a 18:30).Eso no contagia pero ¿el móvil de mi hija sí? El caso es que ese día tampoco pude hablar con ella. Estuve una hora llamando y fue imposible".

La madre de Silvia argumenta que su hija no necesita ayuda alguna para realizar llamadas desde su tablet, que lo único que requiere es que alguien le conecte el cargador a la toma de corriente, por lo que "nadie tendría contacto alguno con el dispositivo".

Lo que Blanca le dijo al centro es que "pusieran su tablet en su bolsa y lo único que tienen que hacer al entrar al cuarto es enchufar el cargador a la luz. Les dije que no entendía que la tablet de mi hija fuera contagiosa y el teléfono móvil para llamar por la tarde no. Además, ella puede coger la tablet y hacer llamadas sin ayuda ninguna. Lo puede hacer sin problema. Si es que la tablet va a estar en su habitación y no se va a mover a ningún sitio, no la va a tocar nadie, solo ella".

Blanca entiende que "existe falta de sensibilidad" pero agrega que "según ellos, la poca sensibilidad la tenemos nosotros por exigir hablar con nuestra hija. Es verdad que habrá otras familias así, pero yo no estoy en la cabeza de las otras familias, yo estoy en la de mi hija, Yo necesito hablar con mi hija y que me diga cómo está".

Además, la última ocasión en que Blanca pudo hablar con Silvia dejó triste a la madre: "Psicológicamente sé que no está bien, porque la última vez que hablé con ella se había pasado todo el día llorando. Está entre cuatro paredes 24 horas, aunque ellos me dicen que no es así".

Pero esta no es la única travesía por la que ha tenido que pasar Silvia y su familia en los últimos meses. Tras operarse del cáncer de mama, Blanca segura que tuvieron que esperar cinco meses a una cita con el oncólogo: "la doctora me dijo que nosotros debíamos decidir si se le ponía quimioterapia o no. Pensé que era que no la necesitaba, la oncóloga no lo vio imprescindible. Más que nada por lo que ella va a pasar cuando se le ponga. Se le podía seguir haciendo valoraciones y si vuelve a salir por otro sitio, ya habría tiempo de ponerle la quimio. Así que mi hija dijo que si la quimioterapia no garantizaba una cura total, no se la ponía. Así que decidimos que no".

Diario de Almería ha tenido respuesta de la Federación andaluza de entidades de personas con Parálisis Cerebral ASPACE Andalucía, es la siguiente:

Nunca fue fácil gestionar una residencia que atiende a personas gravemente afectadas por parálisis cerebral. Trabajar para que personas con diferentes necesidades de apoyo y provenientes de familias diversas, encuentren en un recurso residencial un verdadero hogar en el que tener una vida plena  en la que se respetan sus derechos y se vele por su salud, es una tarea terriblemente complicada en estos tiempos de pandemia.

Las entidades prestadoras de estos servicios  se enfrentan a un virus  con plantillas en las que se producen bajas y  en las que las dificultades para la atención se multiplican cada día  con  diferentes y cambiantes situaciones a las que hay que hacer frente.

Los planes de contingencia de los centros residenciales están elaborados en función de las características de cada centro, de sus usuarios y de sus circunstancias y son conocidos y aprobados por el personal sanitario que cada centro tiene adscrito.

Creemos que el papel de las familias de las personas atendidas  es apoyar y facilitar el trabajo que los centros realizan, haciendo todas las consideraciones, sugerencias de mejora y aportaciones que estimen necesarias,  utilizando para ello  los cauces oportunos y teniendo en cuenta las circunstancias de cada momento.

Las peticiones individuales son por supuesto siempre lícitas  y responden a necesidades personales pero en un momento de crisis de muy difícil gestión  hay que entender que no pueden ser siempre atendidas.

Desde Federación ASPACE Andalucía y desde el resto de entidades miembro  mandamos todo nuestro reconocimiento a los trabajadores y directivos de la R.G.A.  La Algaida de ASPACE Almería para que sigan trabajando con el mismo empeño y entusiasmo para salir de los difíciles momentos que están atravesando es estos días tan complicados.

 A las familias les agrademos su comprensión y su apoyo para que se haga posible el principio de precaución, al que estamos llamados a cumplir todos los ciudadanos,  con objeto de prevenir la generación de riesgos innecesarios para nosotros mismos o para otros y de evitar la propagación del virus causante de la pandemia

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