Joan Manuel Serrat, el mago de las canciones imposibles, inventó aquello de que es caprichoso el azar. Y lo de estar donde había que estar, esperando el momento adecuado. Al cantautor almeriense César Maldonado la fortuna le ha hecho un regalo dentro de una caja de bombones parisina.

Para él es algo así como un sueño, pero al que tampoco quiere dar demasiada importancia. Su carácter humilde no le deja reconocer que el exigente público galo terminará rendido mañana a los sonidos de las seis cuerdas de la guitarra.

Dejó su Almería natal la pasada semana, para viajar a Málaga, desde donde ha partido a París. En principio, era un viaje normal, sin más. Ver sus calles, disfrutar del paisaje y la típica foto a los pies de la torre Eiffel. Pero una propuesta cambió esta percepción. "Me ofertaron tocar en un local llamado Le moulin à cafe". Este es un conocido establecimiento donde se dan cita artistas de la canción, del teatro y puesta en escena. Antes de comenzar su periplo parisino, quiso estar informado. "He indagado sobre este lugar, lo que he visto me ha gustado, está bastante bien. Lo que no sé es el ambiente que me voy a encontrar allí". "Me han comentado que hacen cantidad de cosas casi todos los días de la semana, que se presentan diferentes estilos musicales". Afronta esta nueva cita con "ilusión, porque es una experiencia para mí totalmente nueva, es la primera vez que me llaman para cantar fuera de España pero eso no me hace estar nervioso para nada". Efectivamente. Habla con calma, tranquilo. Sabe que la oportunidad es única. Ha estado en Granada, en Almería y diferentes localidades del territorio nacional. "Yo soy embajador de mis canciones, pero si se tercia hablar de Almería, claro que lo haré: soy un enamorado de la ciudad donde vivo".

Respecto a la facilidad que oferta la ciudad francesa para la música en vivo reconoce que "es mucho mejor que lo que hay aquí. Allí es todo mucho más sencillo. No hay problemas a la hora de encontrar locales con música en directo porque tampoco hay tanta denuncia al Ayuntamiento por los ruidos", explica.

Sobre el repertorio ha sido claro. "Tocaré mis canciones, pero jamás se me ha pasado por la cabeza hacer ninguna en francés... ¡sería un insulto, con el acento que tengo!", bromea. "Para cantar hace falta soltura, sentirte a gusto con lo que haces. Yo no me siento cómodo cantando en otra lengua".

Pero, claro, mañana tendrá frente a él a decenas de personas que querrán entender aquellas cosas que canta, lo que quiere expresar con cada una de sus composiciones. Sonríe.

"Está todo pensado. He localizado a un traductor". "Es un familiar mío que va a decir en francés lo que yo comente en castellano. Concretamente lo que hará será presentar las canciones como yo lo vaya haciendo". Los que le conocen saben que no va a defraudar a nadie. "Lo que sí tengo claro es que quiero que sea un concierto que refleje como yo soy, como los que siempre hago".

Cuenta con un cartel que le ha diseñado un amigo, en el que aparece una imagen de una pasada actuación en la granadina Plaza de las Pasiegas.

Cuando lo colgó en las redes sociales, muchos de sus conocidos comenzaron a felicitarle y a compartir la imagen para que los demás pudieran conocer la intensidad de la agenda de este cantautor. Y es que César Maldonado tiene un sueño que ha ido fraguándose a la sombra de una guitarra, al sonido de sus cuerdas y bajo el sol de Almería.