BARRIOS

El Puche Viejo sigue sin luz: “Los enganchados sí tienen todo el día”

  • La compañía eléctrica ha dejado de abrir reclamaciones a muchos vecinos

Imagen de archivo de una protesta realizada en El Puche.

Imagen de archivo de una protesta realizada en El Puche.

Suma y sigue. Los vecinos de El Puche centro no encuentran una solución a sus problemas eléctricos. Es más, muchos de ellos se encuentran con un inconveniente añadido, no pueden presentar más reclamaciones a la compañía eléctrica. Digamos que han agotado el cupo. Sin embargo, hacen frente a sus recibos cada mes, pero no disponen del servicio por el que pagan.

Unos días la luz se va durante tres horas, otros durante 12 y en algunas ocasiones hasta 24 horas, tal y como le sucedió a varios vecinos durante la segunda semana del mes de agosto. “Nosotros estamos sin luz, pero las personas que se enganchan sí tienen. Es el mundo al revés. Nadie nos da soluciones, ni la compañía ni las administraciones. Esto es un sinvivir”, explica Francisca, quien va a agotar el mes de agosto con continuos cortes en el suministro.

Y ya van ocho meses así. Los cortes han sido parte de esta zona del barrio desde hace años, pero se intensificaron a inicios de 2022. Desde entonces, la odisea es tremenda. Hubo luz al final del túnel, o eso parecía, tras la protesta de los vecinos frente a la delegación del Gobierno de la Junta. Pero nada. Solo sirvió para que se les arreglara el problema poco más de un mes. Cuando la presión mediática desapareció, la luz también.

“Seguimos igual. Estamos pasando un verano que no le deseo a nadie. Estamos cansados de poner reclamaciones. Pero hemos llegado al punto de que no nos atienden o incluso nos dicen que no hay problemas en la zona. Y ese es nuestro día a día. Casi sin luz durante el todo el día, con lo que eso supone. Hay días que solo contamos con 20 minutos de luz”, agrega Francisca, una de las vecinas perjudicadas que paga sus recibos religiosamente.

“Mi situación es crítica. Mi mujer está embarazada de ocho meses y tenemos que ir a dormir a una cafetería que tengo porque si no es imposible pasar la noche”, explica Juan José, vecino de Francisca.

“Yo lo tengo peor. Mi marido tiene dos infartos cerebrales. Tiene pérdida de memoria. Por las noches no puede dormir a pesar de que le estamos dando medicamentos para dormir y no puede descansar. Mi hijo está viviendo conmigo con dos hijos de seis meses y seis años. Se despiertan de madrugada chorreando. Es más, tengo teleasistancia y no funciona porque no tengo suministro. Si le pasa algo a mi marido... no sé como voy a comunicarme”, explica María.

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