Ningún cofrade ni devoto quiso dejarla sola ni un solo instante a lo largo del día. Nuestra Señora de los Dolores permaneció expuesta en besamanos en la iglesia de Santiago, en la que recibió numerosas muestras de fervor y devoción. Antonio Montellano, diputado mayor de gobierno, Javier Matillas, prioste, y Alfonso García, diputado de cultos, realizaron un magnífico trabajo con la colaboración de un grupo de jóvenes cofrades.

La Virgen de la Soledad fue colocada fuera de la capilla de Santa Lucía, justo en el dintel, mientras en las dos fachadas de la iglesia se colocaron colgaduras para anunciar el acto. Ayudado por las camareras de la Virgen, Juan Rosales vistió artísticamente a la imagen con una saya blanca, como ya se hizo en otra ocasión, y con mucho dorado, colocando encima el manto negro como seña de identidad. El tocado, en esta ocasión, era más cerrado por arriba, pero la auténtica novedad fueron las ráfagas plateadas que rodearon a la Soledad y que destacaron entre todos los fieles. Colocada sobre una peana plateada, la imagen lució una media luna a sus pies.

A media mañana se rezó el Ángelus y por la tarde el Santo Rosario, concelebrando a continuación la Eucaristía el párroco Francisco Escámez y el sacerdote Lucas Sánchez. Tras la misma hubo unos minutos de adoración al Santísimo, dado el carácter sacramental de la hermandad decana, y unas palabras de agradecimiento del hermano mayor, Luis Criado, a todos los asistentes por su amor a la cofradía, y a la hermandad del Santo Sepulcro que ofreció un ramo de flores a la Virgen.

En el blog de la hermandad (soledadalmeria.blogspot.com) se puede ver un vídeo del besamanos y las primeras fotografías que se irán completando en los próximos días.