Hace justo un año las calles de Almería se quedaban vacías y cobraban vida los balcones. En esos momentos la provincia tenía solo 14 casos positivos confirmados y una persona hospitalizada. Aunque aún no lo sabían, los almerienses se preparaban a vivir un encierro de 98 días hasta llegar a la “nueva normalidad”.

Los colegios, institutos y la universidad cerraron sus puertas y los alumnos cambiaron la pizarra por el ordenador; el uniforme por el pijama. Cerraron la mayoría de comercios, salvo los considerados esenciales, y las salidas a la calle se producían a cuentagotas, para adquirir comida y sacar a pasear al perro. Resistiré se convirtió en el segundo himno nacional y las ocho de la tarde era la hora de los aplausos: por ellos, los sanitarios y fuerzas de seguridad que se exponían en primera línea contra un enemigo desconocido que se iba cobrando cientos —más bien miles— de vidas por todo el país.

El 27 de febrero empezaba todo

El primer caso de COVID-19 (por entonces aún conocido solo como coronavirus por la población a pie de calle) se diagnosticó el jueves 27 de febrero de 2020. Era un joven de 28 años que aterrizaba en el aeropuerto de Almería tan solo cuatro días antes, procedente de Milán, donde reside. Lo hacía con fiebre, así que decidió acudir a un centro hospitalario para ser atendido.

La pandemia se cobraría su primera víctima en Almería también antes del estado de alarma —el 13 de marzo— aunque no se notificó hasta días después.

En total, ahora que se cumple el primer año desde el estado de alarma, en Almería se han diagnosticado 46.777 casos positivos (46.455 de ellos mediante pruebas de infección activa y el resto con test serológicos). Eso quiere decir que al menos el 6,4% de los habitantes de la provincia se han contagiado, aunque los estudios de seroprevalencia realizados por el Instituto Carlos III calculan que en realidad serían casi el doble.

Directa o indirectamente la COVID-19 se ha cobrado 689 víctimas. Almería es, por el momento, la segunda provincia andaluza con menos decesos, tras Huelva. Pero la cuarta con mayor mortalidad: 94,4 fallecidos por cada 100.000 habitantes con los datos del viernes.

Almería sufrió menos que otros territorios durante la primera ola de la pandemia, esa que fue desde finales de febrero de 2020 hasta junio, con la llegada de la llamada “nueva normalidad”. Se diagnosticaron solo 804 casos —si bien es cierto que hasta mediados de mayo había una menor capacidad de diagnóstico—. Es decir, en la primera ola solo se registraron el 1,72% del total de casos que ha habido a lo largo de la pandemia.

Evolución de los contagiados por coronavirus en la provincia de Almería. Fuente: Junta de Andalucía.

Tres olas ‘y media’

Con la apertura de fronteras, la llegada de veraneantes, el sol y la playa, los contagios comenzaron a multiplicarse. “Almería fue un destino vacacional seguro por su baja tasa”, dice el delegado de Salud, Juan de la Cruz Belmonte. La provincia que había sido el ejemplo andaluz de contención frente a la pandemia pasó entonces a encabezar la lista diaria de casos, junto a Málaga. Desde el 1 de julio hasta finales de noviembre la curva fue en aumento, salvo un pequeño bajón a finales de septiembre.

Así, en julio se diagnosticaron 658 casos, en agosto 3.423, en septiembre 3.219, en octubre 3.620 y en noviembre se disparó hasta los 6.437 nuevos casos.

La segunda ola tuvo en Almería dos picos diferenciados, por lo que se puede hablar casi de dos diferentes. Una con su máximo a finales de agosto y otra a principios de noviembre. La curva de la pandemia en la provincia tiene tres olas “y media”.

En diciembre, con el objetivo de “salvar la Navidad”, la Junta de Andalucía cerró perimetralmente todos los municipios y ordenó el cierre de toda la actividad no esencial a las seis de la tarde. Así se redujeron los contagios, pero lo peor estaba por venir...

La celebración de la Navidad y la circulación de nuevas cepas más contagiosas, especialmente la británica, originaron la tercera ola de la pandemia con unas dimensiones inimaginables. En enero se diagnosticaron 15.355 casos, es decir, en un solo mes más de un tercio del total de contagios que había habido en un año.

Fallecidos por coronavirus en la provincia de Almería. Fuente: Junta de Andalucía.

A mediados de enero volvieron las restricciones más duras, con confinamientos por municipios con la tasa de incidencia por encima de 500 casos por cada 100.000 habitantes y cierre de comercios. Se ha conseguido reducir los contagios, pero la mortalidad sigue disparada. En febrero fallecieron 200 personas, es decir, casi el 30% del total desde que comenzó la pandemia.

En este primer año de pandemia tan solo tres municipios almerienses han conseguido esquivar al virus: en Alcudia de Monteagud, Benitagla y Laroya no se ha diagnosticado ni un solo caso. Por el lado contrario, el pueblo que peor ha salido parado ha sido Bacares, donde ha muerto el 3,6% de su población (9 fallecidos de 250 habitantes) y se ha contagiado una de cada cuatro personas(60 casos, el 24% del pueblo).

En estos momentos, Almería es la provincia andaluza con peores datos: es la que tiene la tasa de incidencia más alta (221 casos por cada 100.000 habitantes) y es la más afectada por la cepa británica, que ya supone el 93% de los casos que se diagnostican.