Almería

Un centenar de fieles en la oración a los difuntos

  • El obispo, Adolfo González, oficia la misa en el cementerio de San José de Almería como se hacía antiguamente

Por primera vez desde hace muchos años el obispado de Almería ha conseguido, con el apoyo del Ayuntamiento, oficiar la misa del Día de Todos los Santos en el cementerio de San José de la capital. Una tradición que se había perdido y que la concejala del Área de salud y Consumo, Rafaela Abad, se ha propuesto recuperar. Además, ha sido una petición constante del obispo de Almería, según reconocieron a El Almería. Aunque con más de 20 minutos de retraso respecto a la hora que en un principio se había fijado, el obispo de Almería, Adolfo González, irrumpió en la plaza Santa Gema del camposanto para oficiar la eucaristía en memoria de los difuntos. Allí le esperaba un centenar de creyentes a los que se fueron sumando poco a poco alrededor de otra veintena más de personas con forme fue avanzado la misa. No obstante, hubo también quien optó por visitar a sus difuntos aprovechando el buen día de sol y la tranquilidad por la escasa afluencia de público que recibió el cementerio el domingo.

Una pareja de Policía Local custodiaba la puerta de entrada a la plaza donde se ubica el monumento a los que fallecieron durante la Guerra Civil y donde, entre himnos y cánticos los fieles, unos con el gesto serio, y otros con un llanto inconsolable rezaron por el descanso eterno de sus familiares. Adolfo González se acordó de las últimas catástrofes que han ocurrido en España, además de la situación de crisis por la que atraviesa el país. Hizo reflexionar sobre el significado de la calidad de vida y aseguró que "hagamos lo que hagamos, vivimos en una vida frágil, perecedera y mortal. Tenemos entre las manos la vida eterna. Una vida que se puede alcanzar o perder, pero el único camino hacia el Señor es la fe, el amor y la esperanza". Con estas palabras el obispo alimentó la fe de los que ayer se acercaron hasta el cementerio de la capital, para escuchar la misa en memoria de todos los difuntos.

Tampoco se olvidó de hacer ruegos por los enfermos que están a punto de pasar de una vida a la vida eterna y por los que han fallecido a consecuencia de una muerte violenta. Fue entonces cuando una señora de 80 años rompió en lágrimas al recordar la "mala muerte" que les dieron a sus dos hermanos y a un tío suyo en la Guerra Civil. Los asesinaron a pesar de ser inocentes, como hicieron con muchos otros. "Un día 27 de septiembre de 1936 los sacaron de las bodegas de carbón del barco en el que trabajaban y directamente los fusilaron. A mi tío le quitaron la vida porque era sacerdote. Fue un 10 de enero de 1937, cuando lo subieron junto a otras 64 personas al campamento Álvarez de Sotomayor y no bajó ninguno", explicó entre lágrimas y lamentos la señora, justo al término de la misa cuando se encontraba postrada de rodillas sobre la lápida donde están escritos los nombres de los fallecidos durante la contienda.

Rafaela Abad, concejala del Área de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Almería y José Luis Aguilar, parlamentario andaluz por el Partido Popular, fueron los únicos que asistieron al acto en representación de las autoridades municipales.

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