Coronavirus Almería

El comercio ambulante agoniza, está desesperado

  • Los vendedores piden auxilio a las administraciones y que dejen abrir los mercadillos, en los que también se venden productos de primera necesidad, con limitaciones como se hace en otros lugares

Los mercadillos piden volver a vender con medidas

Los mercadillos piden volver a vender con medidas / Javier Alonso (Almería)

Desde que se decretase el estado de alarma los vendedores ambulantes, más de 1.500 en la provincia, están en sus casas. Ellos son autónomos, viven de la venta del día, “no hay ningún tipo de ayudas para nosotros, estamos abandonados”, señala Roge Gómez, presidente de la Federación de Comercio Ambulantes de Almería (Fecoam). El Ayuntamiento de Almería, como medida para ayudar a este sector, ha puesto sobre la mesa la ampliación en tres meses del periodo de pago voluntario de las tasas trimestrales y, en el caso de las tasas por ocupación del dominio público, llevará a cabo una devolución por el importe de los meses en los que la actividad no se ha llevado a cabo como consecuencia de la aplicación del estado de alarma, algo que para los vendedores es insuficiente, teniendo en cuenta que, incluso, a las asociaciones de comerciantes se le ha multiplicado por cuatro las subvenciones en esta situación de crisis a causa del COVID19, mientras para esta federación nada.

En el caso de Roge Gómez, posee un puesto de ropa, igual que a otros compañeros de textil, complementos y calzado, las medidas para intentar frenar la pandemia le pilló con el cambio de temporada, con toda la inversión realizada y, ahora, toda la mercancía en la furgoneta. “Somos conscientes de la pandemia, pero hay que buscar soluciones, estamos desesperados, algunos sobreviviendo con la ayuda de nuestros familiares”. Para el presidente de Fecoam: “Esto es una agonía constante. El comercio ambulante se está muriendo y lo van a matar”. En esta línea, José Campos, quien cuenta con un puesto de frutos secos y salazones como bacalao, entre otros productos, expresa que esta situación marcará un antes y un después para los mercadillos. En su caso, así como en el de otros vendedores que comercializan productos de alimentación, su mercancía está basada en productos perecederos por lo que, además de no tener ingresos, muchos de los productos, sobre todo, frutas y verduras, han acabado en la basura; otros productos como los frutos secos que comercializa Campos podrían tener el mismo destino si no se actúa pronto, ya que tienen un periodo de vida útil para consumo corto. Respecto al periodo que ya ha pasado, en el caso de Campos, uno de los productos más afectados ha sido el bacalao, ya que el aprovisionamiento había sido mayor de cara a Semana Santa, cuando es un producto altamente demandado para elaborar recetas típicas de ese periodo del año.

Roge Gómez, presidente de Fecoam: "Pedimos humanidad a las administraciones, que se pongan en nuestro pellejo”

“Sólo pedimos algo de humanidad, que se pongan en nuestro pellejo, y la colaboración de todas las administraciones”, insiste Gómez. En otros lugares de España, durante este periodo, para este tipo de venta se han habilitado recintos cerrados e, incluso, ya en algunos municipios, como Zizur Mayor en el País Vasco, se ha permitido la instalación del mercadillo en la calle, si bien de productos esenciales como son los alimentarios. En este segmento existe un agravio en comparación con tiendas o mercados de abastos que sí pueden vender, mientras que los puestos ambulantes de bienes esenciales, no. Los comerciantes proponen alternativas, soluciones. Una puede ser la instalación de puestos en recintos municipales ahora en desuso, como pueden ser pabellones deportivos, marcando distancias de seguridad y demás como se han implementado en las plazas de abastos, o limitar el acceso y área en las tradicionales ubicaciones de los mercados. En el caso de la capital, donde se realizan cuatro mercadillos semanales, según Roge Gómez, es fácil controlar el del lunes en la Bola Azul, ya que cuenta con tres entradas, en este sentido se pueden dejar dos, controlar aforo y exigir el cumplimiento de medidas de seguridad y protección a los comerciantes; el del sábado en la Vega de Acá vallarlo y dejar dos entradas; y el del domingo en El Alquián que cuenta con una entrada. “Sólo queremos vender para comer”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios