Coronavirus a pie de obra en Almería

El virus no para al ladrillo

  • Arquitectos, aparejadores e ingenieros solicitan al Gobierno que sólo se mantengan las obras urgentes, el alcalde demanda una parálisis total del sector y la patronal se mantiene dividida 

  • Los promotores aseguran que la amenaza creciente de la falta de materiales y suministros obligará a suspender la actividad en breve sin poder acogerse a las medidas económicas del coronavirus

El virus no para al ladrillo

El virus no para al ladrillo / Javier Alonso

La propagación del coronavirus no se combate a pie de obra. La mayoría de las promociones de la provincia continúan a pleno rendimiento y decenas de cuadrillas acuden a diario a su puesto de trabajo en todo tipo de edificaciones, desde un chale particular a la plataforma del AVE en el Levante almeriense. Un movimiento diario de cientos de albañiles y obreros que no tienen ninguna opción de teletrabajo. No se pueden poner losas desde el remoto ni mucho menos preparar cemento en la hormigonera. ¿Por qué no paran las construcciones? Porque no tienen la obligación de hacerlo. Este sector que llegó a suponer casi un 20% de los trabajadores de la provincia antes de que estallara la burbuja inmobiliaria y hoy no pasa del 5% de los afiliados a la Seguridad Social está fuera de las restricciones de actividad fijadas por el Gobierno tras decretarse el estado de alarma para intentar frenar la expansión del coronavirus en nuestro país.

Es cierto que no es un servicio esencial que facilite su mantenimiento, pero sin la exoneración normativa los agentes implicados no tienen la cobertura jurídica necesaria para beneficiarse del paquete de medidas económicas ni tampoco de las indemnizaciones que les podrían reclamar al acarrear esta suspensión retrasos en la entrega de viviendas y proyectos. Los promotores no quieren parar unilateralmente ninguna obra sin orden del Gobierno, sin olvidar que los clientes también tienen la potestad de suspender temporalmente un contrato, pero es muy probable que lo acaben haciendo porque los suministros se acaban con el cierre de las fronteras y la parálisis de almacenes de materiales de obra. Es una amenaza creciente e inmediata derivada de la falta de producción de las fábricas y cese de actividad de puntos de venta.

Cada vez surgen más voces críticas con la continuidad de la construcción, pero hay división por territorios y segmentos hasta en la patronal de constructores y contratistas. De ahí que se hayan ido aparcando proyectos en curso, pero no habrá un paro pleno hasta que no se acompañe de una restricción legal. Ayer mismo se pronunciaban en Almería los representantes provinciales del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas, el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Almería, el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Almería y el Colegio Oficial de Arquitectos de Almería recordando las complejas circunstancias en las que se encuentra el sector de la construcción y solicitando al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana la paralización temporal de las obras de construcción no urgentes en condiciones de seguridad.

Entienden que la solución más razonable es que el Gobierno decrete el cierre asegurando que todos los agentes el sector queden cubiertos dentro de las medidas actuales y futuras derivadas de la crisis del COVID-19. “La sociedad debe ser consciente de que si ven actividad en las obras no es por gusto, es por necesidad para que nuestras ciudades y hogares estén en condiciones de seguridad, habitabilidad y accesibilidad o por exigencias contractuales que, mientras no se decrete lo contrario, se deben cumplir para no ser penalizados”, argumentan en su comunicado conjunto al tiempo que recuerdan la heterogeneidad y complejidad del sector. Intervienen distintos agentes con diferentes formas jurídicas, mayoritariamente trabajadores por cuenta propia que suelen ejercer como profesionales liberales, pero también empresas de diversa envergadura que actúan principalmente como promotoras y constructoras y trabajadores por cuenta ajena empleados por los anteriores.

Uno de los trabajadores en una construcción de la capital Uno de los trabajadores en una construcción de la capital

Uno de los trabajadores en una construcción de la capital / Javier Alonso

Los técnicos y profesionales, al margen de los promotores que no tienen una postura única, critican que es denunciable que “se deje al sector de la construcción, una vez más, desamparado en un limbo normativo que nos llevará irremediablemente a una situación económica y social muy dura”. El decano del Colegio de Arquitectos de Almería, José Díaz, era todavía más crítico con la no inclusión de la construcción en el Real Decreto 463/2020 y lo calificaba como una “auténtica vergüenza” que generará graves perjuicios: “No nos ayudaron hace 12 años y vuelven a darnos la espalda. Mientras, la sociedad no entiende como se nos permite seguir trabajando y nuestra imagen vuelve a quedar dañada”. El Ayuntamiento de Almería ha solicitado al Gobierno el cese de toda construcción y paralizó las obras de competencia municipal.

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