El acta de Vivancos

Quien da primero, da dos veces

  • Al-Sheikh estuvo cuando se le necesitó, por sorpresa, sin que nadie hubiera echado en falta ese gesto con anterioridad

Al-SHeikh, en el Mediterráneo.

Al-SHeikh, en el Mediterráneo.

A todo el mundo le pilló por sorpresa el anuncio de la donación de la UDA (a petición de Turki Al-Sheikh) para la ciudad de Almería, con el objetivo de adquirir equipamientos sanitarios frente al coronavirus, así como para paliar las negativas consecuencias de toda índole que tras de sí dejará el maldito virus. Ninguna entidad deportiva había tenido una iniciativa de ese calibre hasta el momento; días después, varias figuras y entidades del deporte imitaron el proceder de un dirigente que aterrizó en Almería con las ideas muy claras. Turki Al-Sheikh estuvo cuando se le necesitó, por sorpresa, sin que nadie hubiera echado en falta ese gesto con anterioridad. Luego vino la ampliación de la referida donación, culminada este pasado sábado con el acuerdo entre el Ayuntamiento de Almería y la propia UDA para el reparto de las partidas económicas. Puede que a partir de ahora la mayoría de los que recelaban de la llegada del mandatario saudí a nuestra tierra lo vean desde otro punto de vista, más empático, sin embargo nada de lo que se está construyendo en torno a la UDA puede ser criticable, sino todo lo contrario.

Como en toda gestión deportiva hay luces y sombras, pero es innegable el crecimiento exponencial de un club que en la última época de Alfonso García pedía oxígeno. A nadie se le puede escapar que la apuesta social de Turki también va encaminada a un acercamiento a las instituciones almerienses, pues depende de ellas y sin mano izquierda de las referidas instituciones, con el fin de evitar la temida burocracia, los proyectos irían demasiado lentos, se avanzaría a paso de tortuga en un plan que, se mire por donde se mire, será beneficioso para toda la cuidad de Almería. Como decía mi admirado José María García, la grandeza de la ley reside en su flexibilidad. En este caso, dicha declaración de intenciones viene como anillo al dedo. Hermanarse a base de detalles es humano, todos lo hemos hecho durante nuestra existencia, en mayor o menor escala, cuando perseguimos un fin. Y el fin de Turki, pinta muy bien.

Otro aspecto que llama la atención es el de las redes sociales de la UDA. El reciente detalle de exhibir una camiseta del club, mezclando los colores y escudos de los equipos con jugadores afectados por coronavirus, es un gesto más de los que suele inventar la remozada y digital unión deportiva. Ahora más que nunca se necesita resiliencia, que es la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a las situaciones adversas. En el presente frente al coronavirus, pero en el futuro frente a cualquier inconveniente, de mayor o menor importancia. Quien siga comparando a Turki Al-Sheikh con Al-Thani, exmandatario del Málaga, no ha ahondado en la figura política, social y deportiva del dueño del Almería, pues resulta sencillo caer en la simple y zafia tentación de equiparar a ambos dirigentes. Un poquito de investigación, no viene mal. Como decía mi añorado Pepe Isbert en el balcón de Villar del Río, en la grandiosa película de Berlanga, Bienvenido Míster Marshall, los días buenos están a punto de llegar. Gracias Turki

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