Desde Francia, Argentina, o de la provincia de Valencia, descendientes de arboleanos se interesan por sus parientes lejanos sobre todo en estas fechas, cuando la fiesta en honor del Patrón San Roque despierta aún más si cabe la morriña de alguna historia oída y recordada vagamente. Tal vez sin saberlo algún niño de los participantes en la ruta cicloturística tenga algún familiar descendiente de aquellos que la necesidad les obligó a emigrar.

Es posible que Miss y Míster Simpatía, tan guapos y lozanos ellos, sepan de alguien que de haber podido estaría en Arboleas disfrutando de sus fiestas. Porque el Patrón San Roque trae a la memoria un pasado rico en tradiciones, costumbres y gastronomía, pero también un porvenir esperanzador como futuro enclave comercial de la comarca el Almanzora con la apertura de una gran superficie que creará empleo y riqueza.

La historia, de dónde venimos y cómo sucedió, es uno de los patrimonios más valiosos de un pueblo y Arboleas lo tiene. Historiadores como Luis de Mármol y Carvajal, y Cánovas Cobeño, relatan acontecimientos grandiosos acontecidos en Arboleas o en sus cercanías.

Dicen las crónicas que "el origen del nombre del pueblo de Arboleas se debe a Abu Ben Abdalacis Al-Arbuli científico nazarí del siglo XIV. Al-Arbulí fue vecino del municipio y entre sus obras cabe destacar el Tratado de los Alimentos. Tras la época nazarí, la villa de Arboleas pasó a poder de los cristianos, junto con otros pueblos del Almanzora, en el año 1488, cuando todos se rindieron conjuntamente a los Reyes Católicos en el Real de Vera.

Su primitiva iglesia fue erigida en el año 1492 por el Cardenal Arzobispo de Toledo, Don Pedro González de Mendoza, y posteriormente, por Fray Diego de Deza, en 1505, por su bula dada en Segovia el día 26 del mes de abril del mismo año. Estaba situada al oeste de la villa, sobre un acantilado de muy difícil acceso desde el río, era un edificio de mampostería y ladrillo, según lo describe Pascual Madoz en su Diccionario, de 21 varas de longitud, 8 de anchura y 21 de altura. Sus ruinas, cuya silueta se recortaba hasta fecha reciente sobre el tajo escarpado del río, prestaba al paisaje un cierto encanto y sabor de antigüedad ya desaparecido para siempre por la inexplicable decisión de derribar los restos de los viejos muros, graciosos arcos y abovedado techo para despeñarlos sobre el cauce seco del Almanzora.

Entre los hechos históricos relativos a esta villa, cabe citar la llamada batalla del Corral de Arboleas sostenida por la gente de Lorca contra los moriscos del Almanzora y que Mármol y Carvajal nos cuenta en el capítulo XXV de su obra citada. Habiendo escapado el Marqués de los Vélez de una emboscada de los moriscos sublevados en el lugar llamado Bocas de Oria, pidieron las hijas del Marqués auxilio a la ciudad de Lorca porque temían que allí se sublevasen los moriscos, una vez ausentado su padre con las tropas que iban a sofocar la sublevación en el río.

Cuenta Cánovas Cobeño en su Historia de Lorca, que el Ayuntamiento de esta ciudad, para conmemorar esta victoria, que tuvo lugar el 2 de noviembre, fiesta de San Millán, tomó el acuerdo de celebrar todos los años en este día unas solemnes fiestas con bailes y farsas y una procesión con las banderas ganadas a los moros en dicha ocasión. Así mismo acordó escribir un libro titulado "Libro de las Batallas" y consta de cien folios, la mayor parte en blanco, ya que sólo se empleó para relatar la historia de la batalla del Corral".

Y tras la historia pasada, el presente será inmediato. Hoy tenemos en las fiestas varios juegos infantiles en la Plaza de España. A las seis de la tarde; baloncesto: Arboleas-Pulpí. Una hora después, a las siete de la tarde, el campeonato de fútbol en el que participan dos equipos: Casados de Arboleas contra Casados del Resto del Mundo. Gane quien gane, a las once de la noche, la Verbena. A disfrutar.