La desaladora de Cabo de Gata, preparada ya para sofocar la sed de 3.000 hectáreas del Campo de Níjar y Almería

Considerada una de las cuatro mejores del mundo –en mayo recibía este reconocimiento en los Global Water Awards de París–, la planta desaladora Mar de Alborán, en Cabo de Gata, está preparada ya para alcanzar su máxima capacidad, tras concluir Aqualia los sondeos en Camino del Charco y tener dispuestas las nuevas bombas de última generación. A expensas de últimos pasos, a abordar de forma inmediata, las instalaciones podrán cuadruplicar su actual capacidad, de 5 hectómetros cúbicos al año, para llegar a producir 20 hm3 con los que atender las necesidades hídricas de 3.000 hectáreas de invernaderos del Campo de Níjar y los núcleos cercanos de Almería capital.

Resultado de la rehabilitación de una antigua planta, ubicada en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar (Rambla Morales), adquirida por Aqualia en 2019 para una producción dirigida principalmente al riego agrícola, echó a andar hace un año con la concesión de la Junta de Andalucía a esos primeros 5 hm3 que, desde entonces, están dando solución a unos 200 usuarios frente a la persistente sequía con idea de multiplicar su producción.

Con esta perspectiva, las inversiones de la empresa continuaron en octubre, mes en el que arrancaron las obras en el Camino del Charco con once nuevos sondeos para la captación de agua de mar, que se vienen a sumar ahora a los cuatro primeros. Están a una distancia de entre 70 y 80 metros uno de otro y alcanzan una profundidad de 80 metros. Cuentan con una bomba centrífuga para la impulsión del agua de mar con las que se espera captar 100 litros por segundo. Todo está preparado para su accionado, a expensas ya solo de que Endesa concluya la línea de suministro eléctrico para poder ponerlos operativos y atender la demanda de un mayor número de agricultores de Los Trancos, Ruescas, Pujaire,  zona Michelín, Barranquete, Los Cazadores, Jimenillos, El Nazareno, Albaricoques y del entorno del Kilómetro 21, entre otros, mediante las conducciones de distribución que alcanzan 170 kilómetros.

La calidad del agua desalada está garantizada ya que la planta ha sido equipada con tecnología de vanguardia, incluidas membranas de nanotecnología para ósmosis inversa que reducen el contenido de sal en un 99,85 %, eliminar el boro y proteger los cultivos irrigados. Esto, como recuerda Aqualia, abre nuevas posibilidades de cultivos y ofrece a los regantes la oportunidad de diversificar la producción, mejorando la calidad y reputación de la industria agroalimentaria de la zona a nivel europeo.

Aún quedan pendientes otros piezas del proyecto, como la planta fotovoltaica que aportará energía limpia a la desaladora con la previsión de que la planta emplee para su funcionamiento el 25% de energía solar que produzca, mientras que el resto será energía verde comprada en el mercado energético. Actualmente están pendientes de resolución las autorizaciones medioambientales necesarias para la instalación de las placas fotovoltaicas.