Almería

Los drones, una amenaza de presente y de futuro para la seguridad de los ciudadanos

  • En los últimos cinco años las ventas de este tipo de artefactos han aumentado un 500%

  • El 95% de las actividades que se consideran peligrosas se producen por imprudencias o desconocimiento

Una vez concluidas las ponencias los conferenciantes respondieron a las preguntas de los presentes.

Una vez concluidas las ponencias los conferenciantes respondieron a las preguntas de los presentes. / Rafael González

Se acerca el momento. A 24 horas de la celebración del Día de la Policía Nacional, un acontecimiento que se celebrará mañana a nivel nacional en Almería por primera vez, las actividades organizadas por este cuerpo policial siguen su curso. Este martes el Teatro Apolo acogió la segunda sesión del ciclo de conferencias "Policía Nacional: El futuro es hoy". Tras las ponencias del martes ("Policía Nacional: organización y forma de acceso", "Desafíos de la ciberdelincuencia" y "Policía Científica: técnicas novedosas en investigación de escenarios"), ayer le tocó el turno a: "Drones: limitaciones normativas y su uso operativo en la Policía Nacional", "Nueva amenaza para la seguridad pública: los drones", y "De la seguridad nacional a la seguridad ciudadana".

Como se puede observar, los drones ocuparon dos de las ponencias. Y es que la proliferación y uso de estos artefactos voladores ocupa y preocupa a la Policía Nacional y el resto de cuerpos policiales del país. En esta cita moderada por el director de Diario de Almería, Antonio Lao, el subinspector Juan Ramón Chacón Moreno, del Grupo de Medios Aéreos y cordinador del grupo de drones, ofreció algunos datos que ayudan comprender por qué estas aeronaves, "porque estos aparatos no van a volver a ser tratados como juguetes", suponen una amenaza para la seguridad.

Así, Chacón Moreno detalló que la venta de drones se han incrementado en un 500% en los últimos cinco años, lo que unido a su bajo precio y altas prestaciones han propiciado un uso masivo de las mismas. Como muestra, un botón: Sólo el año pasado uno de los principales productores chinos de drones colocó un millón de unidades. Sin embargo, la parte positiva es que, a pesar de que las intencionadas existen, un 95% de las amenazas contempladas se producen por imprudencias o desconocimiento de la legislación vigente. Por ejemplo, en abril de 2018 se detectó un dron que volaba a unos 200 metros de altura y a gran velocidad hacia el Wanda Metropolitano.

El dron tuvo que ser neutralizado, aunque finalmente resultó ser de una personas que tenía antecedentes, sí, pero que únicamente quería obtener imágenes del campo. Afortunadamente, desde hace diez años la Policía Nacional, pionera en este campo en Europa, comenzó a utilizar drones para su actividad, siendo también una de las primeras en incorporar mecanismos para inhibir frecuencias y eliminar este tipo de areonaves de pequeño tamaño y no pilotadas. De hecho, este año el Grupo de Medios Aéreos ha impartido el primer curso de drones destinado a funcionarios de la Policía Nacional.

Chacón Moreno, listó las amenazas intencionadas en aquellas que incluyen un ataque presencial, ataques con el propio dron, ataques unipersonales, las ejecutadas con drones cargados y las que tienen como herramienta drones armados.Las presenciales son las más evidentes. Basta con colocarse a una cierta distancia y dirigir el artefacto hacia un partido, reunión de mandatarios... Algo que puede provocar un relativo caos. Un aeropuerto que detecte un aparato de este tipo cerrará y cancelará todas las operaciones, y si es un jefe de Estado o similar el que puede correr peligro, se evacuará de inmediato a esta persona y se pondrá en marcha un importante dispositivo de seguridad.

Otro ejemplo: Los motores de los aviones están preparados para soportar el impacto de aves pero no de drones. Los rotores de las colas de helicópteros también son susceptibles de ser dañados fatalmente. Y no es sólo la posibilidad de un posible accidente, que también, lo que preocupa al Cuerpo Nacional de Policía.

Los ataques por impacto también son fáciles de entender. Una aeronave, por pequeña que sea, dirigida a cierta velocidad puede lesionar a cualquier persona y más si las aspas del dron no son de plástico sino de materiales más duros. Cuando la posible víctima tiene la clasificación de "VIP", el riesgo es aún mayor. Y no sólo eso, también pueden utilizarse para invadir su intimidad con muy diversas intenciones.

Lo peor es que los drones pueden ser cargados con bombas sucias y otras cargas lesivas y como se ha podido comprobar con los ataques del ISIS, la detonación en altura es más dañina que en el suelo. Ojo, porque también es posible incorporar armas de fuego a los mismos. Y todo ello con la posible impunidad del terrorista o agresor, que puede valerse de la distancia para desaparecer o incluso preprogramar la máquina para que actúe sin su control.

Los criminales también son otro de los frentes abiertos por la Policía Nacional, que ha visto cómo las bandas utilizan estos aparatos para el tráfico de drogas y realizar contravigilancias. Incluso se teme que se pueda utilizar para el espionaje industrial porque "muchos por menos de cien euros ya incorporan una cámara que te manda las imágenes al teléfono.

Afortunadamente, como se ha dicho, los cuerpos y fuerzas de Seguridad, cuentan con una serie de medidas preventivas y reactivas. La prevención en muchos casos pasa por la formación e información de los ciudadanos. Luego existen instrumentos que permiten detener, seguir, identificar y neutralizar drones. Dispositivos portátiles o estáticos que pueden cortar de raíz cualquier ataque. Lo que no signifca que no existan futuras amenazas contra las que prepararse como los microdrones, los enjambres de éstos, la inteligencia artificial y la capacidad de navegación autónoma y una autonomía cada vez mayor.

El inspector David Díaz Márquez, profundizó por su parte en la legislación vigente en cuanto al uso de drones. Para empezar y según ha determinado el Tribunal Supremo, un dron no puede grabar nada que quede fuera del alcance de la visión normal de una persona. Y si el aparato pesa más de 25 kilos, debe seguir la normativa aeronáutica y ser cuidado y mantenido como un avión, con su correspondiente matrícula. Explicó que existen tres zonas donde no pueden utilizarse, las peligrosas, como por ejemplo los campos de aterrizaje de paracaidistas; las prohíbidas como los parques nacionales, o las restringidas, como La Moncloa. Tampoco se pueden utilizar de forma lúidica en un radio de 8 kilómetros alrededor de un aeropuerto y únicamente se consideran juguetes si pesan menos de 250 gramos.

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