Almería

El espacio y las interrelaciones en Camino del Desierto

  • Experiencia cotidiana. Los musulmanes aparecen como creadores casi absolutos del paisaje físico, humano y artístico. Hecho no extraño, por el tiempo transcurrido de la conquista de Almería y Granada

Martín García Ramos está en la línea de aquellos profesores, verdaderos maestros de conocimientos diversos y auténticos pedagogos que despertaban en los alumnos inquietud de saberes y relacionaban los temas de su materia con los de las restantes. Estas circunstancias se manifiestan espléndidamente en Camino del desierto, obra en la que, junto al imaginativo novelista y al consumado paisajista, aparecen objetivas realidades, expresadas con certeras pinceladas, referidas no sólo al medio natural, sino a su interrelación con los hombres y mujeres del Valle del Almanzora/Arboleas.

Nos encontramos con un análisis cuidadoso a la vez que admirativo del "hombre y su entorno, es decir, de la realidad espacial sobre la que proyecta su vida y en la que despliega su actividad". Nuestro autor no se queda extasiado sin más ante el paisaje, por mucho que le conmueva la belleza natural de éste y así lo manifiesta, sino que somete a la relación hombres y mujeres-naturaleza, a planteamientos y preguntas: ¿cuáles han sido las limitaciones y las condiciones naturales que han favorecido o condicionado su actuación o su libertad? Es decir, la incidencia de la acción humana, tanto pasada como presente, sobre el paisaje natural, la acomodación de las personas al espacio físico y las transformaciones realizadas sobre el mismo.

Recientes aportaciones geográficas, tomando como centro de atención preferente la "experiencia cotidiana del espacio", coinciden en valorar el entorno inmediato de la persona. El caso de Martín García, pone de manifiesto como no sólo la Geografía, sino también la Literatura pueden abordar la realidad de determinados territorios, otorgándole al acto creativo cierto papel protagonista en la representación de un universo, que ayuda a dar respuesta al entorno social y al Medio Ambiente Físico y Humano. Naturaleza y paisaje se constituyen en elementos imprescindibles, en punto de referencia o fuente de inspiración directa o de evocación, en Camino del desierto, y es que su autor parece tener muy presente lo afirmado por Miguel de Unamuno en Andanzas y Visiones Españolas: "hay tierras tristes, tristísimas, desoladas, saháricas, esteparias, pero muy hermosas, solemnemente hermosas, y esas tierras trágicas... son bellas también". El paisaje es el resultado de una serie de elementos naturales, pero lo es igualmente de humanos, con una específica evolución histórica, ya que la interacción naturaleza-sociedad presenta tanto aspectos del presente como del pasado. Desde la perspectiva de escenario para la acción de hombres y mujeres, el Espacio Geográfico es, ante todo, un recurso, pues ofrece posibilidades, pero también genera unas limitaciones que la acción humana debe ir venciendo, como se refleja muy bien en Camino del desierto.

Las primeras cogniciones espaciales lo son dentro del ámbito de lo cotidiano y de lo personal, posteriormente evolucionarán hacia la abstracción y la generalización. La llamada Geografía Humanística ha puesto el énfasis en la dimensión subjetiva de esos espacios personales, particulares e individuales. Las obras de Martín García Ramos plantean interesantes cuestiones y pautas para reflexionar sobre la dimensión subjetiva del Espacio/la Geografía Humanística.

"… apenas se advierten las ruinas de un viejo castillo árabe y, por eso, lo llamamos el Cerro del Castillo. Fue derribado, piedra a piedra, por las tropas de don Juan de Austria, después de la rebelión y castigo de los moriscos de la Alpujarra y del Almanzora.

Entre el Cerro del Castillo y la colina del cementerio nuevo, bajan dos barrancos, separados por una colina, que van a unirse un poco antes de llegar al río y, sobre las colinas y las laderas que dominan ambos barrancos, se levantan las casas del pueblo.

Son casas antiguas, formadas por gruesos paredones, como si, en tiempos pasados, hubieran servido de fortalezas a sus moradores. Algunas de ellas muestran sótanos y pasadizos subterráneos que las comunican

entre sí y con el Cerro del Castillo y en las que, según la leyenda, se han encontrado a veces grandes tesoros escondidos…

Los almendros florecen en enero, cuando las laderas del cerro se muestran tan blancas que parece que ha nevado. Luego, por febrero, empiezan a llegar las abubillas y siempre viene alguna helada que acaba con todas las allozas y éstas se caen al suelo, quemadas por el frío.

Más tarde brotan las higueras y se remueven las viñas hasta que, llegados marzo y abril, el campo se adorna con las primeras albaidas en flor y las rojas amapolas, y el aire se embalsama con el aroma de la mejorana, el

romero y el tomillo…

El sol se había ocultado ya por las cumbres de Bacares y un resplandor rojizo recortaba la línea de las montañas a la hora del crepúsculo por la parte de poniente. La brisa suave que llegaba desde las costas de Palomares traía el aroma de las mieses amontonadas en las eras de la explanada. Por fin, después de tantos años de sequía, habían vuelto los trillos oxidados a las eras…

A finales de junio, volvió Antonio de Granada. Tenía por delante todo un verano de vacaciones para gozarlas en la vida apacible del pueblo y, en su corazón, aquel amor que sentía por Maruja y que iba creciendo a medida que aumentaba la oposición de su padre.

La historia se repetía una vez más. Veinte años después, Paco, el Baladre, pretendía concertar la boda de su hijo de igual manera que su padre había concertado la suya y por los mismos motivos: quitar las lindes de los bancales...

Había estado la tarde anterior dando una vuelta por sus fincas. Contempló la parte que correspondía a su sobrina y miró aquella desdichada linde que la separaba de la suya. Aquella linde no se rompería jamás, como se rompió la del Bancal Grande, su hijo Antonio ya estaba casado con Maruja y la esperanza de reunir las fincas se había perdido para siempre.

La tierra está sedienta desde hace muchos años y los hombres la abandonan para marchar a otras partes, donde puedan encontrar un pedazo de pan y ganar algún dinero, con la ilusión de volver algún día y emplear sus escasos ahorros, conseguidos a fuerza de privaciones y de trabajos, en la compra de un par de bancales a la orilla del río." (Martín García Ramos. Camino del desierto).

Pautas y propuestas sobre el Medio Ambiente Físico del Valle Medio del Almanzora/Arboleas en Camino del desierto

- El Medio Ambiente se trata desde un punto de vista abierto e integrador, elementos naturales y humanos

- Comprensión integral del paisaje

- Interrelaciones al integrar naturaleza, hombres y mujeres e historia

- Disección del paisaje

- Análisis geográficos de gran valor, tanto del Medio Físico como del Social

- La considerable riqueza y abundancia de personajes no es óbice para que el Medio Físico ocasionalmente se convierta en protagonista

- Unión de paisaje y experiencia del espacio recorrido y revalorización de los esquemas de percepción respecto a geomorfología, clima, agua, sequía, vegetación, etc.

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