El barrio de las 200 Viviendas de Roquetas vuelve poco a poco a la normalidad. Tras dos días de altercados e incidentes el Ayuntamiento de la localidad tuvo que convocar una Junta Local de Seguridad de urgencia en la que, entre otras medidas se acordó ampliar la dotación de Guardia Civil y Policía Local.

Una parte de la opinión pública asegura que se reunieron demasiado tarde y que muchos de los incidentes podrían haberse evitado. También critican que las autoridades han estado dos días descoordinadas entre sí.

La realidad es que desde el lunes más de cien agentes velan por la seguridad tanto en el barrio como en el resto del municipio. Además de mantener el orden público, tienen la misión de investigar los hechos que originaron la revuelta social en un barrio en el que habitan miles de personas, en su mayoría inmigrantes y gitanos.

La labor de la Guardia Civil ha sido imprescindible para poner fin a los brotes de violencia. Dispersar a los grupos de subsaharianos que se concentraban en las calles de la barriada no era tarea fácil, pero lo consiguieron a pesar de ser, en ocasiones y según los propios vecinos, "a través de la fuerza".

Las Doscientas, como suelen llamar al barrio los roqueteros, están blindadas por tiempo indefinido. Un agente cada dos metros. Y todo, mientras en otra parte del pueblo se suceden entradas y salidas de los juzgados de los detenidos a los que se les imputa alteración del orden público y atentado y resistencia a la autoridad.

Los vecinos se miran unos a los otros a ambos lados de la calle y muchos optan por observar el escenario desde sus ventanas. La marginalidad y la pobreza son evidentes y son el punto de mira para las asociaciones de inmigrantes y para algunos partidos políticos como el origen de todo lo sucedido.