Almería

Un forzado esprint antes de ir a las urnas por primera vez

  • El alcalde agota el "nuevo tiempo" que propugnaba hace tres años y ha de presentarse al electorado con proyectos terminados que todavía están en obras

Ramón Fernández-Pacheco, en una votación.

Ramón Fernández-Pacheco, en una votación. / fotos: rafa gonzález

El quinto alcalde de la democracia lo ha sido sin someterse a la opinión del electorado, comenzado Ramón Fernández-Pacheco hace tres años una carrera para darse a conocer y convencer a la opinión pública de que el "nuevo tiempo" que propugnaba le llevaría a ser regidor de la ciudad de Almería por mérito propio. Será, dentro muy poco, cuando se presente, no obstante, ante el incuestionable juicio de las urnas, teniendo por delante un forzado esprint donde sus concejales tendrán que apretar el paso, si quieren llegar a las elecciones con buena parte de la tarea hecha. Y los presupuestos de 2019, el del año electoral, aún no han pasado por Pleno para su aprobación y entrada en vigor. El tiempo vuela, y apremia. 

El quinto alcalde de la democracia lo ha sido sin someterse a la opinión del electorado, comenzado Ramón Fernández-Pacheco hace tres años una carrera para darse a conocer y convencer a la opinión pública de que el "nuevo tiempo" que propugnaba le llevaría a ser regidor de la ciudad de Almería por mérito propio. Será, dentro muy poco, cuando se presente, no obstante, ante el incuestionable juicio de las urnas, teniendo por delante un forzado esprint donde sus concejales tendrán que apretar el paso, si quieren llegar a las elecciones con buena parte de la tarea hecha. Y los presupuestos de 2019, el del año electoral, aún no han pasado por Pleno para su aprobación y entrada en vigor. El tiempo vuela, y apremia. 

La carrera es inevitable, a semejanza de la iniciada por Fernández-Pacheco nada más abandonar el Auditorio Maestro Padilla, donde recibía, el 28 de noviembre de 2015 y de manos de Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, el bastón de mando. Día sí y día también, Fernández-Pacheco dedicó prácticamente el primer año a promocionarse. A recibir autoridades, pero, sobre todo, a darse a conocer a los representantes de los diferentes sectores sociales. Fotos y vídeos miles con asociaciones de vecinos u organizaciones no gubernamentales, y compromisos, miles, de igual modo, en ese "nuevo tiempo", la "hora del consenso", la "hora del talento", donde los términos "transparencia" y "participación" se convertían en los grandes emblemas de Fernández-Pacheco.

La sonrisa de nuevo alcalde no la ha perdido y ese prometido talante de diálogo ha servido para sacar las relaciones con la Junta de Andalucía del pozo sin fondo en el que se encontraban. Ahí están, a su favor, las obras de reforma de San Cristóbal y el reinicio de la rehabilitación de la Casa Consistorial, si bien ni lo uno ni lo otro podrán ser presentadas como obra terminada en su totalidad.

La Plaza Vieja suma, pero también le resta a Fernández-Pacheco. El nuevo proyecto de reurbanización le puso sobre el camino la oportunidad de demostrar ese compromiso con el "diálogo y la participación". Sin embargo, el equipo de gobierno ofreció el reflejo contrario, con un alcalde escondido a las críticas y sin arropar a la concejal del ramo, sola en una rueda de prensa que no tuvo el escenario del Museo de Almería como es costumbre del PP para las grandes actuaciones dignas de ser presentadas por el regidor.La retirada del monumento a Los Mártires de la Libertad (El Pingurucho), y el futuro del arbolado son cuestiones a resolver ya por la próxima Corporación. Ahora, ante el electorado, el alcalde podrá presentarse con un vídeo en el que el Ayuntamiento recreará en tres dimensiones cómo quedará el centro peatonalizado. El presumible apoyo esencial al comercio del centro, después de la apertura del gigante de Torrecárdenas. Las obras para proceder al cierre al tráfico y dignificar además Obispo Orberá, está claro, serán también para la próxima legislatura.

Con la papeleta pendiente de resolver de la licencia de las terrazas de los bares, al alcalde, desde luego, le viene un año de gloria política al haber conseguido que Almería sea designada sede de la Capitalidad Gastronómica de 2019. Un bendito logro para satisfacción del comercio, la hostelería y el turismo, desde donde puede apreciarse otro hito, desde el punto de vista generalizado, de mayor relevancia: la Alcazaba.El entorno es, sin paliativo, una pocilga extendida desde el conjunto monumental al Cerro de San Cristóbal. Durante décadas, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento se han dedicado a dar bandazos sobre cuál es la administración competente, en una eterna discusión, finiquitada por el Plan San Cristóbal-La Hoya-Alcazaba, que supondrá una inyección económica de 9,5 millones de euros, capital municipal que acoge la nueva sede de la Gerencia de Urbanismo. Más que el propio edificio en sí, de diseño singular y bar en la azotea, su plus es insuflar actividad al entorno de la Plaza Vieja, por encima de la propia actividad administrativa.

Los tiempos corren demasiado ajustados y, siendo una zona sensible desde el punto de vista arqueológico, no es descabellado tener en cuenta el riesgo de no llegar a las elecciones con el PLan ejecutado. Quizás ocurra lo mismo con el Mesón Gitano, pendiente del proyecto museográfico. La nueva Biblioteca es otro de los proyectos estelares del equipo de gobierno, que atiende a otro histórico déficit. Habrá inauguración -en enero se espera que estén abiertas al público las dos primeras salas-, si bien el PP ha de darse prisa para tener en servicio su totalidad. En obras estará aún la supresión del paso a nivel -otro avance, aun siendo el minisoterramiento-, y concluida llegará a las urnas la transformación de la carretera de Sierra Alhamilla en una avenida amable. 

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