Diario de la Patrona

¡Hasta siempre, enfermería!

  • Se familiarizó con la enfermería de la Plaza de Toros con su tío, Domingo Artés

  • Entró en el equipo médico de Gómez Angulo en 1973 y desde 1990 es cirujano jefe de esta sala médica

El doctor Diego Morata Artés ante el burladero del callejón en el que se ha guarecido durante 50 años.

El doctor Diego Morata Artés ante el burladero del callejón en el que se ha guarecido durante 50 años. / Javier Alonso

Los preparativos que ante Diario de Almería realizó en la mañana de ayer el doctor Diego Morata Artés ha sido algo novedoso e ilustrativo para quien esto escribe y el fotógrafo Javier Alonso; pero ha sido una rutina que ha venido realizando durante 50 años ininterrumpidamente el cirujano jefe de la plaza de toros de Almería. Sin embargo esta vez hay una importante novedad que la tiñe de nostalgia: Diego Morata los realiza por última vez. El próximo año lo hará Gabriel López Ordoño.

Cuando había 7 festejos, el doctor Morata comenzaba su labor de preparación de la enfermería una semana antes. Había que limpiarla en profundidad, esterilizarla, aportar y ordenar su material, precintarlo... En mometos de urgencia, como son los que suceden tras una cornada, todo tiene que estar escrupulosamente en su sitio, no es momento de ponerse a buscar nada.

La práctica totalidad de material que el doctor Morata tiene en la enfermería que ayer ordenó y repasó por última vez es de su propiedad. “Es que la Cirugía Taurina es una especialidad que no se realiza en ninguna Facultad y, por tanto, el material nos lo tenemos que agenciar nosotros tras años de experiencia. En cualquier operación se realiza un preparatorio previo y aquí no hay nada de eso: es llegar y operar rápidamente. La herida por asta de toro es distinta a cualquier otra: lo destroza todo”.

En la enfermería de la plaza, que antiguamente era la capilla, se mezclan en riguroso orden utensilios antiguos, auténticas piezas de museo que aportó su tío Domingo Artés, con otros de última generación. Entre aquéllos están la añeja máquina de esterilizar material quirúgico que vemos en la foto 3, ya en desuso, y una preciosa vitrina para colocar material sensible. Lo más moderno que hay es un doppler para escuchar si hay circulación sanguínea en el paciente.

La sala de operaciones, con su camilla y los focos, que en nada tiene que envidiar a la de ningún hospital. La sala de operaciones, con su camilla y los focos, que en nada tiene que envidiar a la de ningún hospital.

La sala de operaciones, con su camilla y los focos, que en nada tiene que envidiar a la de ningún hospital. / Javier Alonso

Tras ordenar meticulosamente ‘su’ enfermería, nos vamos y echa la llave del portón. Es una rutina que el doctor Morata ha venido realizando durante el último medio siglo y que el domingo 22 efectuará por última vez. El ‘angel de la guarda’ de los toreros dará la alternativa a su sucesor y pasará una gloriosa página de su vida. No sé si en el cielo habrá toros, como dice el chiste; pero, de haberlos, los toreros no estarán suficientemente seguros hasta que llegue Diego Morata. Esperemos que tarde muchos años en atenderlos. Gracias en nombre de los de la tierra.

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