Almería

Un heredero de la Alcazaba prohíbe el paso tras las obras del Consistorio

  • Muestra una escritura de 1913 en la que demuestra que todo el cerro de Contravas, lugar donde se asienta el nuevo mirador y el aljibe es de su propiedad Estudia acudir a la Justicia

Javier Guirado Parra, es hijo de una de las propietarias del cerro Contravas de la localidad de Purchena, el mismo que se divisa cuando uno transita por la carretera ya que en su cima hay una enorme figura de un Cristo que vela por los vecinos. Javier nos cita por la mañana con una serie de documentación en la que el tiempo ha dejado su huella. Uno de los documentos aportados, es una escritura fechada el 27 de agosto de 1913, donde figura que el cerro "es un trozo de secano indivisible".

Javier explica que la propiedad del cerro es de los siete herederos, entre los que se encuentra su madre, pero "nunca el Ayuntamiento ha contado con nadie para realizar trabajos en nuestra propiedad. Yo no quiero nada para mí, pero el tema ya está en manos de un abogado. Si hubiera algún tipo de compensación, se la donaré íntegramente a Cáritas para que le dé de comer a tanta gente que le hace falta", afirma de manera rotunda. "Mi problema es con las autoridades que no han querido atender mi reclamo y ahora deberán responder por ello. Aquí siempre se han manejado como dioses, y los dioses se han terminado".

Mientras conversamos, aparecen otros vecinos como es el caso Juan Cano Machado, que aprovechan para trasladarnos sus quejas, Juan asegura que "a mi padre hace unos 18 años le quitaron un trozo de tierra a cambio de hacerle una plaza. A día de hoy no han hecho absolutamente nada".

En el tiempo de tomarnos un café, Javier se acerca al Registro de la Propiedad que está a escasos metros y nos trae la nota simple actualizada, donde aparecen los nombres de los herederos Parra Muñoz. Ahora lo que debe dilucidarse, es si la escalera, el aljibe, el mirador, las farolas y los focos que iluminan el cerro, son de propiedad municipal. Según Javier, "solo la parte del Cristo y una pequeña ermita, son propiedad de la iglesia porque fueron donadas por mis antepasados".

A uno de los lados de la ermita se encuentra un mirador y en la parte de atrás un aljibe de la época morisca. Debajo focos y farolas que iluminan el cerro. Javier está convencido de que "se han puesto a obrar sin nuestro consentimiento, por eso corté el paso en la escalera que lleva a la cima del cerro".

Efectivamente hay un par de señales que avisan al visitante que está entrando en propiedad privada. Cuando Javier lo hizo, siempre según su relato, le dejó constancia al policía municipal. Ahora será la justicia la que determinará si su propiedad y la de su familia fueron violadas, "a pesar que avisé cuando comenzaron a ejecutarse los trabajos".

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