La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería ha condenado a un hombre que robó varios enseres de oro de la figura de la patrona de Purchena, tras provocar daños en la vitrina en la que se encontraba expuesta en la vía pública.

La sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, señala que durante la madrugada del 4 de diciembre de 2018, el acusado se dirigió con “propósito de apoderamiento ilícito” al templete que albergaba la imagen de la Virgen del Carmen en Las Almenas, junto a la iglesia parroquial de la Jara de Purchena.

Una vez allí, golpeó “fuertemente” el cristal de la vitrina del templete para abrir un agujero por el que introdujo la mano para tirar de la imagen y del manto que ésta portaba, apoderándose así de varios enseres de oro.

Debido a este asalto, la imagen y el templete en el que se encontraba sufrieron desperfectos que han sido tasados en 6.330,20 euros que reclamaba el Obispado de Almería, propietario de la figura y templete ubicados junto a la parroquia de San Ginés de Jara.

El fallo subraya que el acusado reconoció “espontáneamente” que había cometido el robo a los agentes de la Guardia Civil, así como que cuando lo perpetró presentaba un “retraso mental leve” y un “trastorno mental grave” con alteraciones de la conducta que se veía agravado por el “consumo crónico de sustancias tóxicas y estupefacientes”.

Durante la vista oral, la Fiscalía elevó a definitivas sus conclusiones y calificó los hechos como constitutivos de un delito de robo con fuerza de bien de valor artístico, histórico y cultural, por el que solicitó 18 meses de prisión al contemplar la eximente incompleta de grave adicción a drogas tóxicas.

La defensa del acusado se adhirió a las conclusiones del Ministerio Fiscal.

Sin embargo, los magistrados imponen finalmente al hombre una pena de seis meses de prisión y el pago de 6.330,20 euros al Obispado por un delito de robo con fuerza.

En este sentido, coinciden en aplicar la eximente incompleta por grave adicción a drogas tóxicas, aunque también consideran que debe ser apreciada la atenuante de confesión a la hora de imponer la pena.

“El acusado relató en el juicio oral que rompió el cristal, se llevó el oro, lo vendió y con lo obtenido compró cocaína que luego consumió (...) aclarando que hizo uso de un martillo para violentar el cristal. En consecuencia, facilitó un relato que resulta creíble por su riqueza descriptiva y porque concuerda con lo expresado de manera espontánea en el primer momento, tras su detención”, recalcan en este sentido.