Almería

Una multitudinaria fiesta de los niños

  • La Borriquita y la Virgen de la Paz brillaron en una espléndida mañana

Domingo de palmas y olivos el que se vivió en la capital almeriense a partir de las once de la mañana cuando la hermandad de la Borriquita daba color a las calles del centro de la ciudad.

Entre el bullicio del público que se acercó a contemplar el discurrir de los dos pasos que forman el cortejo de ésta cofradía, la alegría de los más pequeños que son los protagonistas de la mañana de este día, grande y esperado para todos los cofrades.

Hasta las vísperas de este Domingo, los Hermanos de la borriquita se encontraban inquietos ante la imposibilidad de realizar su salida desde la Iglesia del Espíritu Santo debido a las dimensiones de la puerta del templo, y al no encontrar un lugar que reuniera la altura suficiente para guarecer sus pasos. Finalmente una obra situada en la calle Hermanos Pinzón ha sido testigo de los preparativos previos a la procesión de los niños hebreos.

En esta ocasión pudimos observar la notable mejoría que la cofradía ha realizado en cuanto a la uniformidad de los hábitos, y es que no sólo los nazarenos lucen un reciente hábito de túnica, capa y capirote blanco estrenado hace escasos años, sino que ya son más los niños hebreos que, vistiendo con los equipos penitenciales de la cofradía, de túnica blanca y cíngulo y pañuelo rústico; dan un toque más igualado a la imagen de la cofradía.

Además, de nuevo este año, varios hermanos allegados a la cofradía vendían ramitas de palma para pinchar en la solapa de los trajes, para que todos los cofrades adquiriéramos un detalle acorde con el citado día. Y es que poco a poco son más los almerienses que se preocupan de entender la importancia que el Domingo de Ramos merece y hacen honor a ello vistiendo con aquello que más elegante les sienta.

El consiliario de la Borriquita y párroco de la iglesia del Espíritu Santo, José Agis, había pedido a todos los hermanos participar con humildad y entusiasmo, “respondiendo así al amor que Dios nos muestra en Jesucristo y en la Virgen María”. Las procesiones, dijo, nos invitan a vivir la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. “El interés, el respeto y los esfuerzos llevados a cabo por todos son ya una puerta que se abre a la plena participación en las celebraciones”.

Manuel Ortega se estrenó ayer como delegado episcopal y hermano mayor en funciones. Sin duda, debió quedar satisfecho por la buena puesta en escena que hizo la cofradía y por la multitudinaria respuesta de los almerienses, que apoyaron y dieron todo su calor al cortejo procesional.

La hermandad estrenaba nuevo itinerario este año, discurriendo por Santos Zárate hasta la plaza Santa Rita, y recuperando el paso por la puerta de la Iglesia de Santiago, lugar estelar de la Semana Santa por ser paso de muchas cofradías.

El paso de la Borriquita fue adornado con claveles blancos , a los que se sumaron algunos ramos de flores que fueron donados a lo largo del recorrido, como el entregado por la junta de gobierno de la cofradía de la Soledad, que salió a recibir a la hermandad a su paso por la iglesia de Santiago.

Francisco Jiménez dirigió una cuadrilla de 35 costaleros con la ayuda de José Antonio Sánchez y Andrés Oyonarte, además de un grupo de jóvenes que llevaron numerosas botellas de agua para sofocar el calor y evitar la deshidratación. En cuanto al paso de palio, éste fue dirigido este año por Sergio Rivas y Verónica Eiras.

Después del medio día la Hermandad inauguraba la Carrera Oficial de nuestra Semana Santa. Un gran número de cofrades se dieron cita en este lugar para asistir al comienzo de la Semana Mayor y una vez acabado el discurrir de la misma por el Paseo, muchos de éstos se despedían para prepararse a sus titulares de las tres Cofradías que por la tarde procesionaban en Almería. No obstante, la Borriquita llegó a su barrio, por su recorrido habitual, arropada por sus hermanos, sus vecinos, y todos aquellos cofrades que no querían abandonar a Jesús de la Victoria y a Nuestra Señora de la Paz hasta que los pasos arriaran definitivamente en la calle Tirso de Molina.

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