ALMERÍA | Coronavirus

Los niños dan ejemplo

  • Pese a acumular once días de confinamiento sin poder salir a la calle, los niños parecen amoldarse a la cruda realidad mejor que los mayores

  • Realizan actividades escolares y le dedican mayor tiempo al ocio en casa

Aladino García (policía local en Albox) e Isabel Pérez (administrativa en Cosentino) con sus hijos, Carla (12 años) y el pequeño Aladino (9), en su domicilio durante el confinamiento.

Aladino García (policía local en Albox) e Isabel Pérez (administrativa en Cosentino) con sus hijos, Carla (12 años) y el pequeño Aladino (9), en su domicilio durante el confinamiento. / D.A. (Albox)

Son ya once las jornadas de confinamiento domiciliario impuesto por el estado de alarma, que como mínimo se prolongará hasta el próximo 12 de abril, y los primeros síntomas de agotamiento empiezan a aparecer entre los adultos, si bien los niños están dando una lección de cómo amoldarse a las circunstancias.

Así al menos lo atestiguan las familias con las que se ha puesto en contacto Diario de Almería para conocer su día a día compaginando el teletrabajo con la educación de los pequeños y las actividades escolares que tienen que continuar realizando en ausencia de las clases presenciales por la suspensión de los colegios.

Familia Carricondo-Pérez

Residentes en Albox, Aladino Carricondo trabaja en dicha localidad como agente de la Policía Local, mientras que su mujer, Isabel Pérez, es administrativa en el área logística de la multinacional Cosentino. Tienen dos hijos, Carla (12 años) y el pequeño Aladino, de 9: “Mi hija cursa 6º de Primaria en el Colegio Velázquez y le van mandando tareas a través de una aplicación que se llama Edmodo. Por la plataforma iPasen también le mandan fichas y le hacen un seguimiento. A ‘Nino’, que cursa 3º, le dieron un montón de fichas organizadas por asignaturas y la maestra, a través de la delegada de padres, canaliza todo y temporiza el trabajo”, explica Aladino padre. 

En el reparto de tareas domésticas favorece que Isa puede realizar teletrabajo, mientras que Aladino, más expuesto al virus por su profesión, cuenta que en la calle toman todas las medidas de protección necesarias y a la vuelta a casa procura entrar por la cochera dejando la ropa allí para que los críos no tengan acceso.

Hay tiempo para todo y a sus hijos les han impuesto una rutina diaria más suave que la habitual e intentan mantener las actividades extraescolares: “Carla, por ejemplo, está en la escuela municipal de música y sigue con sus clases de saxofón por skype y de la academia de inglés también le mandan actividades por mail”.

En el tiempo de ocio indica que intentan echar ratos juntos jugando a las cartas o con juegos de mesa, pero también juegan con los videojuegos e internet, aparte de ver series y leer los libros que le gustan.

Óscar García, valenciano residente en Almería, con su hijo Daniel, de 6 años Óscar García, valenciano residente en Almería, con su hijo Daniel, de 6 años

Óscar García, valenciano residente en Almería, con su hijo Daniel, de 6 años / D.A. (Almería)

Familia García-Pérez

En el domicilio almeriense de los García-Perez el pequeño Daniel, de 6 años e hijo único, lo está llevando como un campeón, según manifiesta Óscar, su padre: “Va sin problemas, todo el día quiere jugar y estar arriba y abajo o con Youtube Kids. Se lo hemos explicado y lo llevan bien. No le hemos mantenido los horarios, pero se levanta de por sí a las 8 de la mañana”.

Dani cursa 1º de Primaria en el colegio Padre Méndez de la capital: “Trajo el cuaderno y tiene que hacer dos páginas y dos fichas diarias. Le dieron para dos semanas y le dedica una hora al día a las tareas. Abrimos también cuenta en Google Classroom y su maestra le va mandando cosas para que hable con ella”, cuenta Óscar sobre cómo las nuevas tecnologías están ayudándoles a mantener el pulso lectivo.

Lo que no lleva tan bien, siendo diseñador gráfico autónomo, es el asunto del teletrabajo: “Trabajar en casa con niños es imposible, te lo pintan bonito pero con el niño sin cole se hace muy difícil”, expone Óscar, quien se queja amargamente del nuevo panorama laboral: “Ha bajado mucho el trabajo, todo es papeleo y burocracia con las medidas tomadas y necesitas un gestor. Estoy muy descontento, en Italia pusieron un cheque de 600 euros a los autónomos y le cancelaron dos meses la cuota. Este mes apenas he facturado nada y tengo que pagar alquiler y cuota”.

Antonio Cañabate, farmacéutico en Olula, con su mujer Rosa Simón, profesora en Arboleas, y los peques Rosa y Antonio Antonio Cañabate, farmacéutico en Olula, con su mujer Rosa Simón, profesora en Arboleas, y los peques Rosa y Antonio

Antonio Cañabate, farmacéutico en Olula, con su mujer Rosa Simón, profesora en Arboleas, y los peques Rosa y Antonio / D.A. (Olula del Río)

Familia Cañabate-Simón

Los Cañabate-Simón residen en Olula del Río, donde Antonio regenta una de las dos farmacias del municipio, mientras que Rosa, su esposa, es profesora en el colegio de Arboleas. Tienen una hija (5 años) y un hijo (2) del mismo nombre: “El pequeño no ha ido nunca a la guardería y apenas está notando nada, salvo que no puede salir el angelico. A la niña, que estudia 3º de Educación Infantil en el colegio Antonio Relaño, su maestra le mandó unas fichas para 15 días. En el grupo que tienen con la delegada les pusieron tarea adicional”.

Rosa, su mujer, tiene la condición ambivalente de madre y maestra, y relata que con sus alumnos de 1º y 2º de ESO se comunica a través de las plataformas Google Classroom, Séneca e iPasen, herramientas que le están sirviendo para poder tutorizarlos.

Por su profesión de farmacéutico, Antonio está viviendo esta crisis también en primera línea: “Es una experiencia dura porque la gente llega preocupada, quiere alcohol, mascarillas o guantes, productos que no hay ni tenemos forma de abastecernos. Se lo toman bien e intentan aceptar las nuevas normas de mantener una distancia de espera. Lo importante es seguir atendiendo a la gente y la Hermandad Farmacéutica sigue abasteciéndonos bien, sin falta”.

Gabriel Navarro, maquinista, y Marisa Pardo, encargada en Oysho, con su hijo Marco en su domicilio de Aguadulce Gabriel Navarro, maquinista, y Marisa Pardo, encargada en Oysho, con su hijo Marco en su domicilio de Aguadulce

Gabriel Navarro, maquinista, y Marisa Pardo, encargada en Oysho, con su hijo Marco en su domicilio de Aguadulce / D.A. (Aguadulce)

Familia Navarro-Pardo

Con suerte el pequeño Marco Navarro Pardo ni siquiera tendrá un vago recuerdo de esta pesadilla, que lo ha cogido con poco más de un año. Su padre, Gabriel, es maquinista, mientras que Marisa, su madre, es encargada de Oysho en el Centro Comercial de Roquetas de Mar. Residentes en Aguadulce, él continúa con el trabajo a expensas de saber qué determinación adoptará la empresa, mientras que ella tiene la tranquilidad de que el grupo Inditex ha garantizado el trabajo entre sus trabajadores, aunque tuvieron que cerrar la tienda: “Marco sigue con su rutina habitual de juguesca por todo el piso, que nos tiene patas arriba, todas las habitaciones con juguetes esturreados. La pena es no poder sacarlo al parque, pero todo pasará”, concluye con optimismo su padre.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios