"A veces 'las iglesias' tienen la tentación de marcar modelos de ética privada cuando no dejan de ser otra cosa que modelos particulares que se quieren presentar como modelos generales. La ética privada tiene que ver con la libertad de las personas, no con indicaciones de la iglesia". Es esta una de las premisas sobre la que parten la teoría y práctica de José Manuel Rodríguez Uribes, Secretario ejecutivo de Laicidad de la CEF-PSOE, y que ayer intervino como ponente en el ciclo Derechos humanos, Memoria y Laicidad del aula socialista de cultura que viene desarrollado la Agrupación Socialista de la capital almeriense.

Es el pensamiento socialista basado en la propuesta constitucional de 1978. "El objetivo es alcanzar sociedades maduras y libres donde las personas puedan decidir por sí mismas su ética privada y donde haya unas reglas comunes no contaminadas por confesiones religiosas. Hay que seguir profundizando en esas tesis", sostiene Uribes.

Bajo su punto de vista, los creyentes tienen libertad de expresión, "y eso no se puede limitar", pero, asevera, que "las normas deben estar al margen de lecturas e interpretaciones religiosas. Ese es el desafío de la modernidad desde el siglo XVI".

En este sentido, el profesor titular de Filosofía del Derecho y Director del Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas en la Universidad Carlos III de Madrid, se pronuncia respecto a la distinción entre el derecho y la moral, el pecado y el delito, lo religioso y lo político-jurídico. "A veces las iglesias tienen la tentación de marcar modelos de ética privada cuando no dejan de ser otra cosa que modelos particulares que se quieren presentar como modelos generales. La ética privada tiene que ver con la libertad de las personas, no con indicaciones de la iglesia", agrega.

José Manuel Rodríguez Uribes se pronunció, de la misma forma, sobre el comunicado lanzado por la iglesia vasca en referencia a su "complicidad" con la banda terrorista ETA tras anunciar su disolución: "Durante muchos años, no tuvo la empatía que debió tener con las víctimas de ETA y mantuvo una equidistancia inaceptable desde el punto de vista moral. Todo lo que sea reconocer, aunque sea después, bienvenido sea. Está bien que haga ese ejercicio de autocrítica".