Coronavirus en Almería

Las panaderías de pueblo resisten al coronavirus... por el momento

  • Este lunes se despachó con restricciones en el número de clientes

  • Ya han perdido una parte de sus ingresos por las ventas a bares y restaurantes

La panadería Horno de Martín de Vera sigue despachando el pan a pesar del coronavirus.

La panadería Horno de Martín de Vera sigue despachando el pan a pesar del coronavirus. / V. Visiedo P.

Primer lunes de la cuarentena. Como habitualmente, de madrugada, llegan los primeros trabajadores al Horno de Martín de Vera para amasar y hornear el pan. Un ejemplo como otro cualquiera de las cientos de pequeñas panaderías de la provincia de Almería que siguen con su actividad pese a la crisis del coronavirus. Elaboran un bien de primera necesidad. No pueden quedarse en casa.

Los días previos al fin de semana fueron de locura. Sus comercios no se llenaron de compradores histéricos llegados en masa, como los grandes supermercados, pero sí que hubo más actividad de la habitual. “Comenzaron a venir a comprar sacos enteros de harina, de 25 kilos. A los primeros cuatro se los vendimos, pero después ya tuve que decir que no se vendía más”, cuenta Emilio Gimeno, responsable del Horno de Martín.

Este lunes, la empresa veratense abrió todos sus locales, los tres que tiene en el municipio. Pero sin el servicio de cafetería y con la restricción de entrada a solo dos personas a la vez. Se vendían barras de pan, pero casi nada de bollería o dulces, que también elaboran. “Nos han cancelado muchos pedidos, como tartas. Hemos decidido suprimir toda la pastelería, salvo lo que sea por encargo”, asegura. Y es que existe mucha incertidumbre sobre cuánto durarán las restricciones y los compradores buscan ahorrar lo máximo posible.

Mascarillas, guantes y una barrera de mesas y sillas en Horno de Martín. Mascarillas, guantes y una barrera de mesas y sillas en Horno de Martín.

Mascarillas, guantes y una barrera de mesas y sillas en Horno de Martín. / V. Visiedo P.

Sin embargo, no ha sido como cualquier otro día. Se han impuesto medidas de protección para minimizar los riesgos de contagio. Mascarillas y guantes para los empleados, limitación del número de clientes que pueden entrar a la vez en el comercio y una distancia de seguridad.

Por suerte para estos pequeños negocios, por el momento siguen contando con la fidelidad de los clientes de toda la vida. Algo que corroboran en La Espiga de Oro, panadería de Tabernas. “Hoy se ha agotado el pan; ha venido la gente de siempre”, cuenta Lola Santos, la dependienta. Pero eso no es suficiente. Muchas veces esa venta es solo una pequeña parte de la producción total. “Ahora mismo no contamos con todos los pedidos que hacíamos para restaurantes y bares, porque están cerrados; eso supone unas pérdidas de un 30% aproximadamente”, explica Gimeno.

La venta a bares y restaurantes suponía un 30% de las ganancias de Horno de Martín

Ya han tenido que tomar las primeras medidas: “hemos reducido las jornadas de los trabajadores y los horarios de los comercios; a ver qué va sucediendo”, explica. Y es que, en el caso del Horno de Martín son más de una veintena de empleados y si el confinamiento se prolonga más de lo previsto será imposible seguir adelante.

La panadería La Espiga de Oro de Tabernas cuenta con sus clientes de toda la vida. La panadería La Espiga de Oro de Tabernas cuenta con sus clientes de toda la vida.

La panadería La Espiga de Oro de Tabernas cuenta con sus clientes de toda la vida. / V. Visiedo P.

"Podemos aguantar quince días así, pero no mucho más. Hemos perdido ingresos de los bares, las facturas que me adeudan no podrán pagármelas en este momento y nosotros tenemos que seguir haciendo frente a todos los gastos… Como no lleguen ayudas a ver cómo lo hacemos”, lamenta Emilio Gimeno.

Por ello, las panaderías de pueblo piden a sus vecinos que hagan sus compras en los pequeños comercios. Se evitan colas, se obtiene un producto de calidad y se ayuda a mantener el empleo de decenas de personas en estos momentos difíciles.

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