De los parques caninos habilitados en los últimos años, este del parque del Andarax es el soberano, si bien evidencia síntomas de dejadez. El recinto para los perros acumula bolsitas de heces sin retirar con una papelera rebosante que no da más de sí. La frecuencia de la limpieza parece no ajustarse al uso dado y las críticas por el exiguo mantenimiento van creciendo al mismo ritmo que la montaña de bolsitas, que los propietarios siguen dejando, pese a que la mayoría opta por depositar en otro lugar las defecaciones.

“No hay un virus estomacal canino, por lo que es evidente que la limpieza en el parque deja mucho que desear”, comenta uno de los usuarios, quien recuerda las sanciones que el Ayuntamiento impone a aquellos que no retiran las heces o no llevan la botellita de agua con vinagre.

Un propietario intenta dar agua a su perro

Pero no es la única deficiencia que arrastra el parque canino. Entre otras, los propietarios apuntan a los problemas de la fuente bebedero, que carece de la palanca para el suministro de agua potable.