Almería

Un incendio de alto voltaje

  • El fuego que calcinó casi 1.200 hectáreas de la Sierra de Gádor la pasada semana fue provocado por un rayo caído durante una tormenta

Balance del incendio de la Sierra de Gádor.

Siete días después de su estabilización, del incendio de la Sierra de Gádor solo quedan las consecuencias visibles en los parajes de los seis municipios afectados: Terque, Huécija, Bentarique, Íllar, Instinción y Enix. Las primeras informaciones señalaban la cifra de 1.600 hectáreas afectadas, pero la extinción del incendio confirmó la calcinación de casi 1.200. El Infoca ha oficializado que la causa fue un rayo provocado por una tormenta eléctrica que cayó durante la tarde-noche del sábado 13 de este mes. Asimismo, los responsables del Dispositivo para la Prevención y Extinción de Incendios Forestales de Andalucía han apuntado a la “diversidad y concentración de combustible” en la zona como principal motivo que explica tanto la rápida propagación de las llamadas como su alta intensidad.

Durante la mañana de ayer, una expedición formada por representantes del Infoca, miembros de la Guardia Civil, alcaldes de los municipios afectados, periodistas, la delegada de Gobierno, Maribel Sánchez; y la consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo; visitaron la ‘zona cero’ del incendio. Las pérdidas en materia medioambiental son de gran calibre, habiendo afectado a varias zonas de pinos y encinas, entre las que se encontraban algunas repoblaciones de otro incendio que tuvo lugar en 1991. Además, se trata de un enclave concurrido por distintas aves, algunas de ellas autóctonas. En cuanto a la vegetación, las llamas arrasaron con casi la totalidad de los ejemplares a excepción de parte de un pinar situado en un barranco de Terque.

El fuego se originó cerca de un pinar y se propagó con rapidez debido a algunos torbellinos de viento que generaban focos secundarios. El fuego se originó cerca de un pinar y se propagó con rapidez debido a algunos torbellinos de viento que generaban focos secundarios.

El fuego se originó cerca de un pinar y se propagó con rapidez debido a algunos torbellinos de viento que generaban focos secundarios. / Javier Alonso

En cuanto al terreno, alrededor de un 70% es de titularidad pública, mientras que el suelo restante corresponde a algunas fincas privadas que también se han visto afectadas. Así, los más perjudicados han sido los cazadores, ya que un alto porcentaje del terreno calcinado formaba parte de un coto de caza. No obstante, varias familias se vieron obligadas a desalojar sus viviendas - en su mayoría cortijos - al verse cercados por las llamas de alta intensidad y altura.

El incendio estuvo activo durante cinco días y se propagó a gran velocidad. La zona más afectada es el barranco de Huécija, donde las llamas, a las pocas horas de originarse el fuego, calcinaron todo aquello que encontraban a su paso. Esta zona se ha visto afectada por varios incendios en las últimas décadas. De hecho, ha calcinado zonas repobladas del incendio de Alhama de 1991 y es el segundo incendio de alta intensidad de la zona en menos de treinta años. Las llamas alcanzaron los diez metros de altura, por lo que la propagación del incendio fue mucho más rápida. La ‘regla del 30’ - condiciones de una temperatura mayor a 30 grados centígrados, rachas de viento de más de 30 kilómetros por hora y una humedad inferior al 30 por ciento - complicaron las tareas de extinción.

En un primer momento, la columna de fuego se dirigió, por la topografía del terreno, hacia el oeste, pero rápidamente giró hacia el norte, donde hizo estragos entre los municipios de Terque y Huécija. Finalmente, los focos viraron hacia Enix, en dirección noroeste. Estos movimientos tan bruscos como imprevisibles tuvieron un denominador común. La alta concentración de combustible en forma de pequeños y medianos troncos formó altas columnas de fuego de muy alta intensidad. Esta particularidad, unida a las condiciones de la ‘regla de los 30’ fueron los ingredientes de un incendio cuyas consecuencias podrían haber sido de mayor índole. De hecho, en 1991 las llamas se originaron en la misma zona, pero alcanzaron los municipios de Alhama y Canjáyar, llegando a calcinar un total de 11.000 hectáreas, casi diez veces la parcela afectada por el acontecido la pasada semana.

Imagen de la primera columna de fuego y humo avistada por un medio aéreo. Imagen de la primera columna de fuego y humo avistada por un medio aéreo.

Imagen de la primera columna de fuego y humo avistada por un medio aéreo. / Javier Alonso

El Dispositivo para la Prevención y Extinción de Incendios Forestales de Andalucía, el Plan Infoca, desplegó quince medios aéreos (cinco helicópteros pesados, cuatro ligeros y semipesados, dos aviones ‘anfibio’, cuatro aviones de carga en tierra), seis autobombas, 124 bomberos forestales, seis técnicos de operaciones, cuatro Agentes de Medio Ambiente, la Unidad Médica de Incendios Forestales y el Grupo Regional de Mando del servicio de extinción de Incendios Forestales. Asimismo, la Unidad Militar de Emergencias movilizó a 62 profesionales y 19 vehículos especiales, entre ellos dos nodrizas y una ambulancia.

Francisco Alcócer, subdirector del Centro Operativo Provincial de Incendios Forestales de Almería, explicaba que “los vientos de altura complicaron las labores porque iban generando focos secundarios que, a la postre, se convertían en nuevos frentes”. Asimismo, Francisco Alcócer señalaba que “la concentración de combustible en la zona ha provocado dos incendios con llamas de alta intensidad en menos de treinta años”.

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