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Un equipo cautivo y desarmado (2-0)

  • Preso de un técnico incapaz de articular soluciones para revertir una situación cada vez más agónica

  • Sin armas para hacerle daño a ningún rival a nivel ofensivo y muy bisoño atrás

  • Al Albacete le basta el orden para ganar

El Almería no es el ejército rojo y el símil no es más que una sideral licencia literaria, pero viene al pelo recurrir a aquel infausto parte de guerra porque el equipo anda más perdido que nunca, cautivo de un técnico sin soluciones y desarmado para hacerle daño al rival porque ni funciona en defensa ni lo hace en ataque.

Y cuando un equipo no domina ninguna de las dos áreas el resultado son ocho jornadas sin echarse un triunfo a la boca, doce goles encajados y uno, solo uno, materializado. Números como para hacer el petate y renunciar, pero Ramis dice mantener la fe y la esperanza en reflotar una situación cada vez más agónica que lleva visos de convertirse en dramática.

En el Carlos Belmonte no hubo cambio de sistema, pero sí cambio de cromos. Motta y Trujillo formaron en el flanco diestro de la zaga, siendo las dos grandes sorpresas del once, mientras que Joaquín ejerció de mediocentro por la ausencia de Mandi. En los primeros compases del encuentro al equipo se le vio peleón, intentando ejercer presión adelantada para complicar la ya de por sí rústica salida de balón del conjunto manchego.

Las buenas intenciones apenas duraron diez minutos, en cuanto el Albacete empezó a filtrar pases desde la defensa a la delantera sin pasar por la media dejando a los centrales a por uvas. No se había cumplido el cuarto de hora de juego cuando Héctor Hernández se plantaba solo ante René aprovechando que los centrales estaban mal escalonados y definía defectuosamente con un disparo raso y desviado.

Con 1-0 Pozo tuvo el empate en la segunda mitad, pero su disparo se marchó al poste

Un par de minutos después los de Enrique Martín demostraban que también tienen bien trabajado el balón parado y Chus Herrero recogía un rechace tras una falta botada con veneno por Susaeta para mandarlo a la red, pero la posición en fuera de juego de Zozulia impedía que los locases se adelantaran.

El merecimiento encontró su premio a los 36 minutos, cuando un activo Zozulia, que hizo un trabajo impecable jugando de espaldas para favorecer las entradas de sus compañeros de segunda línea, recuperaba un balón en el vértice del área y se lo cedía a Dani Rodríguez para que se internase por un pasillo en el área sin oposición y buscase el ángulo con un disparo ajustado al palo lejos del alcance de René.

La acción dejó la sensación de que Trujillo, el central que tapaba ese perfil, reculó en exceso en lugar de acometer al contrario, favoreciendo la maniobra que derivó en el 1-0.

La timorata reacción visitante se redujo a una internada de Motta concluida en un disparo fuerte y desviado que repelió el lateral de la red. Eso ofreció el Almería en el plano ofensivo en los 45 primeros minutos, mientras que en el capítulo disciplinario Morcillo (cuándo acabará un partido sin ser amonestado) y Joaquín veían la amarilla por sacar el codo a paseo y protestar, respectivamente.

Un buen orden y concierto le bastaba al Albacete para comandar el marcador y solo se vio apurado al poco de la reanudación cuando, en una acción muy similar al 1-0, Pozo encontró hueco para adentrarse en el área y sacar un tiro raso y angulado que repelía el poste de la meta defendida por Tomeu Nadal.

Enrique Martín reaccionó rápido dando entrada a Bela, mientras Ramis se mantuvo de brazos cruzados hasta el 2-0. El ejecutor fue Zozulia, que encontró petróleo por sus buenos movimientos ofensivos con un gran desmarque colándose entre los centrales para recibir un pase de Chus Herrero y definir con clase, usando el empeine exterior, ante la salida a la desesperada de René.

El propio René evitaría el 3-0 con un paradón a volea de Bela y el partido se acabó ahí pese a restar 25 minutos por delante. Tan incierto es que un nuevo técnico dé con la tecla como cierto que al actual se le han agotado los recursos. Hace falta un revulsivo.

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