Andalucía

La Cumbre del Rey

  • Don Juan Carlos ha sido el protagonista indiscutible de la Cumbre. Rousseff defiende que la economía de un país no sólo se construye con el sufrimiento de los ciudadanos

En la XVII Cumbre Iberoamericana de 2007, los jefes de Estado y de Gobierno se congregaron en Santiago de Chile para debatir sobre "Cohesión social y políticas sociales para alcanzar sociedades más inclusivas en Iberoamérica". En otras cuestiones, los países de habla española y portuguesa se comprometieron entonces  a cumplir antes de 2015 los objetivos del Milenio, declararon el 2008 como el 'Año Iberoamericano contra todas las formas de Discriminación' y crearon un Fondo del Agua para llevar agua potable a 58 millones de personas en América Latina. España garantizó para este fondo un aporte mínimo de 1.500 millones de dólares para cuatro años.

 

Sin embargo, este despliegue de solidaridad quedó eclipsado por el "¿por qué no te callas?" que lanzó el Rey Juan Carlos para atajar  los improperios  que el  presidente de Venezuela, Hugo Chávez, estaba atizando al ex presidente del Gobierno español, José María Aznar. Y, en menor medida, aquella cita iberoamericana quedó marcada por el conflicto de las celulosas entre Argentina y Uruguay. 

 

Cinco cumbres después, en Cádiz, don Juan Carlos se ha convertido de nuevo en el principal protagonista, pero sin mediar ningún incidente. Ha sido por el raudal de afecto que ha recibido por parte de toda la comunidad iberoamericana tras comparecer en la sesión inaugural mermado físicamente -apoyado en dos muletas- y reclamar públicamente,  en un gesto inequívoco de hermandad, una Iberoamérica que hable con una sola voz en un mundo sumergido en una profunda crisis económica. 

 

Esta exhibición de afecto, por cierto, comenzó el 24 de septiembre de 2010 en San Fernando, en la conmemoración del bicentenario de las Cortes Constituyentes.

Entonces, el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, convirtió hábilmente aquella efeméride en un acto de adhesión a un monarca español que, cuando tuvo que decidir, eligió ponerse del lado de su pueblo y facilitar el advenimiento de un régimen de libertades tras una Guerra Civil y 40 años de dictadura.

 

Tras unos años particularmente 'horribilis', marcados por su accidente/incidente en Botswana y los dudosos negocios del marido de su hija Cristina, Iñaki Undangarín, (meses atrás el propio Príncipe de Asturias, después de ser vitoreado en las calles de Cádiz, tuvo que escuchar a un paisano fervoroso decirle desde una balconada que lo de "tu cuñado no hay por donde cogerlo"), el Rey llegó a la XXII con síntomas inequívocos de que su salud volvía a flanquear.

 

Desde que en una reciente recepción en el Palacio de la Zarzuela optara por recibir a un diplomático extranjero sentado en su despacho en vez de pie y en el salón habitual, los rumores sobre una nueva dolencia de cadera se dispararon. 

 

Desde entonces, en Cádiz, en un derroche de humor gaditano, aderezado en esta ocasión con algo de humor negro, llevaba días circulando por los mentideros capitalinos que los organizadores de la Cumbre querían mostrarle a Don Juan Carlos la capital gaditana desde lo más alto de la Torre Tavira. 

 

Poco después de inaugurar la Cumbre de Cádiz, en el arranque de una cena posterior con el resto de  jefes de Estado y presidentes del Gobierno, el Rey confirmó lo que todo el mundo sospechaba: después de la cumbre iberoamericana se operaría de la cadera izquierda, la que no se vio afectada por el accidente de Botswana. Antes, recibirá mañana a la presidenta de Brasil,  Dilma Rouseff, en visita oficial a España. 

 

En una 'morcilla' previa al discurso oficial, el jefe del Estado español comunicó a sus "colegas y amigos" que "como habréis podido ver, tengo algunas dificultades de mecánica que han vuelto a aparecer en los últimos días y que me van a obligar, siguiendo consejo médico, a interrumpir mi agenda oficial para pasar por el taller". "Es decir, para operarme de la cadera izquierda, que tengo bastante maltrecha". Y continuó: "Aunque los médicos que recomendaban pasara ya por el quirófano, he querido posponerlo al menos hasta la semana que viene para poder estar hoy aquí en Cádiz con todos vosotros, mis hermanos iberoamericanos para fortalecer juntos este espacio extraordinario de afinidades y de afectos que es nuestra Iberoamérica". "No he faltado a ninguna de nuestras citas en 21 años y tampoco estaba dispuesto a estar ausente en ésta en la que, además, España es el país anfitrión", sentenció.  

 

Tras anunciar su próximo paso por el 'taller de reparaciones', los presentes le dieron una ovación  que le emocionó hasta el punto de dificultarle inicialmente la lectura del discurso oficial.

 

Desde entonces -especialmente cariñoso resultó ayer el aplauso que recibió durante la foto oficial de la Cumbre de Cádiz de algunos mandatarios iberoamericanos-, no ha parado de recibir muestras de afecto y de reconocimiento.    

 

Sin embargo, paralelamente, como ocurrió en otras ocasiones, se han disparado los rumores sobre una posible abdicación a favor del Príncipe de Asturias. La presencia de éste en primera fila en el acto inaugural en el Gran teatro Falla los ha acrecentado si cabe.

 

Algunos periodistas expertos  en la Casa Real han llegado a especular con la posibilidad de que el Rey anuncie su renuncia al trono en el tradicional mensaje de Nochebuena. Nada más lejos de la realidad. Según ha podido saber este periódico de algún amigo personal del monarca, don Juan Carlos no tiene la más mínima intención de dar un paso en esa dirección, y mucho menos en la actual situación de grave crisis económica que sufre España.

 

 La tesis de la Reina, que siempre ha defendido que España y la monarquía española necesitaban que se pronuncien las palabras reales de "ha muerto el Rey, viva el Rey", se abre cada día más paso, salvo enfermedad grave, que no es el caso.  

 

Más allá del protagonismo indiscutible del Rey, el asunto central de la Cumbre de Cádiz ha sido  la apuestas de todos los jefes de Estado y de Gobierno por la necesidad de implementar políticas de crecimiento para salir de la crisis económica.  Bajo el lema de "la austeridad es necesaria, pero no es suficiente", los países iberoamericanos han alejado a España y a Portugal de una receta alemana que lo única que está trayendo es más paro y más recesión. 

 

En uno de los discursos más esperados de la Cumbre, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, defendió que la economía de un país "no se construye solamente con los sacrificios" de sus ciudadanos.  "Hace falta que la estrategia adoptada demuestre resultados concretos para las personas, presente un horizonte de esperanza y no solo perspectiva de más años de sufrimiento", sentenció.

 

En cuanto al 'caso Carromero', todo hace indicar que Cuba anunciará la repatriación del político popular en los próximos días.

 

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