Andalucía

Déficit sanitario en las celdas

  • Sólo cuatro médicos atienden a los 14.000 reclusos de la cárcel de Botafuegos, en Algeciras

Desde hace varias semanas, los 1.400 internos de la prisión de Botafuegos, en Algeciras, cuentan con tan sólo tres médicos y una subdirectora del servicio, una dotación insuficiente a todas luces que provoca un grave déficit en la atención que reciben los reclusos y una sobrecarga de trabajo insoportable para los facultativos. Estos se ven obligados a enlazar una y otra vez de forma maratoniana sus turnos diarios de trabajo y las guardias de noches y fines de semana.

Uno de los miembros del equipo sanitario de Botafuegos ha narrado el panorama. Por seguridad, tiene prohibido dar sus apellidos o aparecer en fotos. La situación ha llegado a un punto límite de desgaste personal y también profesional. "La atención a los internos enfermos va a peor y los médicos nos vemos desbordados. El Ministerio del Interior se sacude el problema y dice que no hay presupuesto", sentencia. Para poder prestar el servicio de forma digna haría falta triplicar el número de médicos que trabajan en la cárcel. Tampoco están muy sobrados los siete enfermeros, cuyo número debería ser once. Ni los cuatro auxiliares, que deberían ser siete.

Muchas semanas, los facultativos alcanzan las 70 horas de trabajo, una labor casi a destajo permanente porque siempre hay tarea pendiente. Hace tiempo que desaparecieron las consultas de atención primaria, necesarias para hacer un seguimiento regular del estado de los internos, y ya sólo se atienden las urgencias.

Cada día pasan por las consultas de los médicos de la cárcel en torno a cuarenta o cincuenta personas con infecciones y heridas de todo tipo. Los casos más graves son derivados al hospital Punta de Europa, aunque los pacientes suelen estar estabilizados en la mayoría de los casos para cuando llega una ambulancia para el traslado. "Nosotros no pedimos equipararnos salarialmente con nadie, no queremos más dinero, sino tan sólo poder contar con una plantilla acorde a las necesidades de la población reclusa", afirma el trabajador.

Los turnos de trabajo son difícilmente asumibles. Por lo general, hay un médico de mañana, otro de tarde y el tercero hace la guardia nocturna, pero no siempre puede ser así. Hay casos en los que se empieza un lunes con un turno de 8:00 a 21:00 que se repite el martes. Al día siguiente toca la noche, enlazando sin pausa de 21:00 a 8:00. Luego corresponden varios días seguidos de descanso, pero a costa de que los otros dos compañeros entren en ese mismo círculo vicioso. A lo largo del mes, tan solo se libra un fin de semana de cada cuatro. Aunque no debiera, la subdirectora médica de la prisión entra en los turnos como uno más, pero no puede hacer las guardias.

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